Un nuevo modelo elaborado por la Universidad de Florida (UF) prevé que del 70 al 80 por ciento de la población del estado va a contagiarse de la variante ómicron de coronavirus antes de que esta nueva ola finalice.
Según Ira Longini, profesor de bioestadística de la institución, la mayoría de los floridanos habrán contraído el patógeno en los próximos días.
"Si observa la curva de infección, ya creemos que hubo un millón de infecciones por día a fines de diciembre, principios de enero", declaró a Los Ángeles Times.
Longini subrayó que la nueva variante se propaga más rápido, con un período de incubación más corto. En su opinión, las infecciones deberían alcanzar el pico máximo esta semana, con 90,000 casos diarios.
No obstante, el investigador cree que la cifra de pacientes graves y muertes disminuirán con esta nueva cepa.
"No hay duda de eso. El número de casos graves, hospitalizaciones y muertes será probablemente alrededor de un tercio de los que observamos para delta”, precisó.
Esta predicción de la FIU coincide con recientes declaraciones de Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), dijera que es probable que el aumento de casos de COVID-19 impulsado por ómicron no haya tocado pico aún.
"No creo que hayamos visto aún el pico aquí en Estados Unidos", dijo el viernes Walensky al programa "Today" de NBC News.
La experta se refirió al incremento de contagios e instó a las personas a no ser complacientes con una variante tan transmisible, pues aunque provoque una enfermedad menos grave, el que sea más contagiosa implica un mayor volumen de casos, incluidos algunos severos.
En los últimos días Florida ha batido récords de contagios diarios. El sábado rompió su propia marca luego de que los CDC reportaran 76.887 nuevos casos positivos.
En las últimas dos semanas, en medio de una escasez de personal médico, el estado ha visto incrementar los ingresos en más del 365 por ciento, aunque no de gravedad.
A ello se suma la polémica porque cerca de un millón de test rápidos de COVID-19 caducaron, mientras los floridanos han tenido que hacer largas filas para conseguirlos.
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