El escritor cubano de ciencia ficción Frank Hidalgo-Gato describe a Cuba en su más reciente novela como el mayor paraíso fiscal del planeta en el siglo XXII,
Frank Hidalgo-Gato es autor de la trilogía El lugar donde los Equilibristas descansan. El escritor cubano es residente en España y comentó con CiberCuba varios aspectos de su novela, Username: Henry.
En su cuarta obra de ficción el escritor toca diferentes aristas de la política en Cuba y plantea una hipotética alternativa sobre el futuro de la isla hacia mediados del siglo XXII, que no dejará a ningún lector indiferente.
¿Quién es Henry Durand? ¿Qué simbolismo se oculta tras este personaje?
Henry es un famoso saxofonista español nacido en el siglo XX que gracias al desarrollo de fármacos para alargar la vida extiende la suya hasta el siglo XXII, período donde comienza a desarrollarse la trama de la novela.
Es un hombre rico, vive de su arte, posee un pequeño círculo de amistades y tiene una amante esporádica, una Bioandroide. Sin embargo, la idílica vida de Henry dará un giro inesperado.
La novela está cargada de simbolismo. Si nos centramos en la personalidad del protagonista el lector descubrirá la idiosincrasia de quien nació en una época con particularidades filosóficas, de tradiciones y tecnologías específicas, pero a consecuencia de su extensa vida tiene que adaptarse a los tiempos de una sociedad futurista.
En tu obra relacionas ciencia ficción, economía y política en Cuba. ¿No temes que los lectores puedan entender tu libro como una novela de humor?
De ser este el caso, estaría encantado de que fuese entendida y acogida como una novela con el humor más irónico posible.
Dentro de la seriedad con la que he concebido mis planteamientos sobre una futura Cuba (convertida en todo lo contrario desde el punto de vista político, económico y social, de lo que es hoy), he abordado el tema con el típico sarcasmo que nos caracteriza a los cubanos.
No puede existir el cubano sin su particular, sorprendente e híbrido planteamiento sobre la vida, donde confluyen su dura realidad, las verdades como cuchillos, expresadas con el típico sabor humorístico, tal vez un tanto exagerado y musical, con el que comprende y acepta su existencia.
Imaginas una Cuba próspera, pero se consigue vendiendo el país al mejor postor. ¿Quién apostaría más por la isla en tu escenario de ficción?
En tal escenario todas las potencias económicas mundiales querrán quedarse con Cuba.
En el futuro el concepto “nacionalidad” no quedará obsoleto, pero sufrirá un profundo cambio en su concepción. Más que nacionales de un país, seremos pobladores de una región, que si se tiene suerte y se lucha por ello, podrá mantener gran parte de sus tradiciones, lenguas e historias.
No me ha costado recrear que la futura Cuba, si ese es el precio para salir de su eterno y mísero lastre económico, acepte, siempre de una manera democrática, ser anexada a la nación que consideren más apta para ello, inclusive perdiendo su soberanía.
Muchos supondrán erróneamente a qué país es este acoplamiento, pero me he querido decantar por otra nación. En el libro explico el porqué, las consecuencias que esto traerá consigo y las medidas que se llevarán a cabo para que el cubano no prescinda de su identidad.
Mencionas en la novela juicios sumarísimos. Los cubanos ya estamos viviendo algunos en la actualidad, tras las protestas del 11J. Si ahora sufrimos la falta de libertad de expresión... ¿Qué nos depara el futuro?
Como escritor de ciencia ficción de lo único que puedo ‘tirar’ es de mi capacidad especulativa. Creo que el sistema político actual cubano ya está cambiando y continuará haciéndolo, quizás hasta de manera más acelerada.
Lo sucedido en 11J fue algo sorprendente y por un momento supuse que si no cambiaban las personalidades que rigen la isla, al menos se darían cuenta de que tal situación, en lo que a libertad, derechos y economía refiere, debería tocar su fin. Creo que emprenderán el cambio radical del paradigma pseudo comunista actual.
También me consta que en esas fechas decisivas para el cambio, hubo jóvenes que lejos de unirse a las protestas, se inclinaron por la fiesta, el ron y el baile. Creo que la mentalidad de muchos de los cubanos ha mutado, es más resignada y más adaptativa.
En cuanto al futuro, depende de los preceptos de libertad que establezcan para sí los cubanos de la isla. Qué consideran necesario para concebir su vida como digna y hasta qué nivel serán capaces de percibir, aceptar o moldear su concepto de disfrute de la misma, con el objetivo de continuar sonriendo, darse cuenta o no, aceptar o no, aquello que se les imponga.
Me atrevo a especular que, tal y hacia dónde se dirige el pensamiento filosófico cubano actual, aun llegando esa anhelada democracia al país, el nuevo gobierno no pueda sacar a la isla de su actual situación. Insisto, para mí la única salida es la fusión con otro estado, y en mi libro lo explico de una mejor manera.
Tocas en tu novela un tema curioso, los “Estados cárcel”. ¿No sería esta una posibilidad más verosímil para el caso cubano?
Realmente, dentro del contexto del libro, me refiero a las naciones actuales que pasarán a convertirse en Estados cárceles, a los que serán transportados los reclusos desde todas las esquinas del mundo para la explotación minera y de otros recursos naturales.
Si se mira desde la verosimilitud y apelando al concepto de libertad y democracia conocidos, sí es verdad que la actual Cuba podría considerarse una gran cárcel. Aunque, más que eso yo diría que es una gigantesca y particular granja.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: