Más de 200 quintales de tomate se pudren en Artemisa por demora en acopio estatal

El campesino Humberto Martínez Lara, de la Cooperativa de Créditos y Servicios Fortalecida (CCSF) Camilo Cienfuegos, dijo que la situación es reiterativa y ya la hortaliza se encuentra demasiado madura, por lo que su único destino puede ser una industria de procesamiento, lo cual implicaría perder la mitad de sus ganancias. 

Cosecha de tomates en Artemisa © Otoniel Márquez/ El Artemiseño
Cosecha de tomates en Artemisa Foto © Otoniel Márquez/ El Artemiseño

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Este artículo es de hace 2 años

Más de 200 quintales de tomates se pudrieron en Artemisa, como consecuencia de la demora en su recogida por la Empresa de Acopio de la provincia, que desde diciembre pasado no entrega cajas para la recolección a los campesinos de la Cooperativa de Créditos y Servicios Fortalecida (CCSF) Camilo Cienfuegos.

El usufructuario Humberto Martínez Lara dijo al periódico El Artemiseño que esa situación es reiterativa en la finca Santa Teresa y ya la hortaliza se encuentra demasiado madura, por lo que su único destino puede ser una industria de procesamiento, lo cual implicaría perder la mitad de sus ganancias.


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Martínez Lara, quien pertenece a la referida CCSF, también señaló que las lluvias de septiembre del año anterior le hicieron perder una buena parte de su cosecha, pero que tras resembrar en octubre logró buenos rendimientos, de ahí que sea aún más lamentable la falta de apoyo de las empresas estatales vinculadas a la producción agrícola.

Según el diario local, lo logró “sin fertilizantes, herbicidas ni otros productos, amparado en medios biológicos como la beauveria (aplicación foliar que funciona como insecticida biológico o biopesticida) y microrganismos eficientes”.

Este campesino trabaja la tierra desde hace más de 20 años y figura entre los mayores productores de la hortaliza en el territorio del occidente de Cuba, debido a su tradición de garantizar semilleros. Asegura Martínez Lara que también tiene de cebolla y berenjena, “y siembro cultivos varios en 13.4 hectáreas”.

Parte de su producción se destina al Mercado Agropecuario Estatal de Artemisa, donde se transforma en salsa de tomate y "Vita Nuova", que luego esa entidad comercializa a 40 pesos el litro. “30 menos que los pomos que venden en el refricentro, y más barato si lo comparo con el precio de la salsa güireña, procedente de la minindustria homónima: 82 pesos el litro”, afirmó Félix Hernández Valdés, un cliente habitual del establecimiento.

Suhan Vega Breijo, administrador del mercado, dijo que buscan “disminuir la pérdida por la merma del tomate pequeño y maduro; sin embargo, a pesar de sus empeños para agregar valor mercantil a la guayaba, la yuca y otros alimentos cercanos a la descomposición, no cuentan con la ficha técnica que autoriza su venta y apenas tienen una batidora industrial para procesar todos estos productos.

También en la provincia de Artemisa, la Unidad Básica Empresarial (UEB) Villa Roja debería cubrir la demanda poblacional de este tipo de alimentos.

Esa entidad forma parte de un proyecto del Grupo Agroforestal, que prevé una línea completa de procesamiento: dos tachos al vacío de 500 litros cada uno, despulpadora, trituradora, selladora de latas, lavadoras de frutas con agitación, estera de selección y una pequeña línea para empacar minidosis, según explicó al periódico el tecnólogo Pedro López.

Su funcionamiento depende de la llegada de un donativo procedente de la Unión Europea y financiado por el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD).

No obstante, en esa industria existe una línea de producción que podría haber procesado el tomate en plena campaña. Sin embargo, la caldera principal de la fábrica fue desmontada en diciembre para un mantenimiento, mal planificado en el pico mismo de la cosecha de tomate, luego de varios años sin realizar una acción de reparación.

Según López, el equipo tenía tupiciones y salideros, que debieron repararse antes del comienzo de la campaña, pero al no existir solución aún, más de 200 cajas de la hortaliza llegaron en vano hasta la instalación.

En medio de la profunda crisis de alimentos que enfrenta Cuba, en otros territorios del país también se perdieron cosechas por falta de recursos, durante 2021. En mayo, en la Finca el Palmar, en Manzanillo, Granma, se reportó la pérdida de una cosecha de mango por ineficiencia del Estado.

Varios internautas comentaron entonces la triste realidad en las redes sociales y lamentaron que eso suceda tantas veces, porque con esa fruta se pudieron haber elaborado dulces, jugos y conservas.

En abril, el apicultor Yoandy Verea, residente en la localidad de Perico, en Matanzas, reportó que no pudo culminar la recogida de toneladas de miel ante la escasez de combustible, imprescindible para el trabajo en las colmenas. El campesino, representado por la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Ramón Rodríguez Milián, cuestionó la burocracia que le hizo perder su producción y la de otros apicultores de la zona.

"Nos encontramos sin combustible desde hace varios meses y las colmenas en el campo llenas de miel. A qué institución de la agricultura de este país le interesa que se pierda tal producción", comentó.

En marzo, varios agricultores cubanos denunciaron la pérdida de sus cosechas de ciclo corto, debido a que la empresa estatal Acopio, encargada de su recolección y traslado a los mercados, no lo hace ni tampoco permite que los productores las transporten y comercialicen por sus medios.

En un reporte publicado por Martí Noticias, Esteban Ajete Abascal, líder de la Liga de Campesinos Independientes de Cuba, dijo que esos productores tenían “un grupo de producciones como tomate, cebolla, col y otras verduras, que prácticamente se están perdiendo en el campo porque no las transporta el Estado”.

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