Un grupo de cubanos defensores de derechos humanos conmemoró este martes en Florida el aniversario 70 del natalicio del destacado opositor cubano Oswaldo Payá Sardiñas, quien falleció en un supuesto accidente de tráfico en Cuba, en 2012.
"Mi papá estaría cumpliendo 70 años hoy… Papá, a los pies de la Virgen de la Caridad, como hacemos los cubanos, venimos a conmemorar tu vida y a pedir por que tu visión de libertad sea pronto una realidad en nuestra Isla", expresó la activista Rosa María Payá, una de sus tres hijos, actualmente residente en en Estados Unidos.
Payá Sardiñas nació un 29 de febrero de 1952, en La Habana, en una familia católica, y desde muy joven comenzó a sufrir violencia por parte del régimen de Fidel Castro, tanto por sus creencias religiosas como por sus ideas políticas.
Entre los 16 y los 20 años, según testimonios de quienes le conocieron, fue sometido a trabajos forzados en Camagüey y en Isla de Pinos debido a que expresaba abiertamente sus inconformidades con el sistema. En el primer caso, tuvo que cortar caña y, en el segundo, picar piedra.
A finales de los 80, en el contexto en que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se desmoronaba y Cuba entraba en una de sus peores crisis en su historia, Payá fundó el Movimiento Cristiano Liberación, a pesar de que no existía en la isla derecho de asociación, ni ningún otro tipo de derecho político o económico.
El Movimiento Cristiano Liberación fue una plataforma comprometida con los derechos humanos en Cuba que, poco a poco, comenzó a ganar seguidores y reconocimiento dentro y fuera de la isla.
Como resultado de su activismo, en 1998 sus integrantes crearon el Proyecto Varela, una iniciativa legislativa de origen popular que, aprovechando un recurso constitucional, recogió más de diez mil firmas en el país para hacer cambios profundos en el sistema y reivindicar derechos humanos.
Como era de suponer, la Seguridad del Estado obstaculizó el Proyecto Varela -inspirado en la obra del independentista cubano del siglo XIX Félix Varela- y reprimió a sus promotores. Payá logró, incluso, presentarlo ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, que lo rechazó con excusas burocráticas.
En entrevista con The Guardian en 2006, Payá precisó que, en ese momento, en el país había más de 300 presos políticos, entre los cuales había más de 20 líderes de su agrupación.
"La represión en contra del Proyecto Varela es porque ellos entendieron que el pueblo ha perdido su miedo y por eso nos gemos convertido en un símbolo de esperanza", explicó.
También en diciembre de 2003 el defensor de derechos humanos había convocado a un Diálogo Nacional "en un ambiente de respeto y fraternidad, de libertad y responsabilidad -dijo entonces-, para diseñar entre todos, los cambios que necesita la sociedad cubana".
"Será un proceso de diálogo y reflexión entre cubanos, donde todos tendrán derecho a opinar y aportar. Será un camino de reconciliación y de trabajo en común, en el que la persona, la familia, el pueblo, la Patria, la soberanía, la libertad y la fraternidad serán los primeros valores", sostuvo Payá.
A pesar de que su prestigio internacional le mantuvo fuera de prisión, incluso en la oleada represiva conocida como Primavera Negra en 2003, Oswaldo Payá y su familia vivieron bajó un férreo acoso y vigilancia por parte de los órganos de la Seguridad del Estado. Además, su casa era blanco de ataques y actos de repudio de manera frecuente.
Su compromiso con los valores democráticos y la lucha no violenta le mereció en 2002 el Premio Sajárov del Parlamento Europeo, así como ser candidato al Premio Nobel de la Paz en cinco ocasiones (2002, 2003, 2008, 2010 y 2011). Activistas de esa época han explicado que una de las razones por las cuales las autoridades cubanas no le encarcelaron fue el temor de que ello supusiera que le otorgaran definitivamente el reconocimiento.
A Payá le esperaba un destino peor. En 2006, a The Guardian, le confesó que a él le habían dicho que "voy a ser asesinado antes de que el régimen termine, pero no voy a huir". Seis años después, un 22 de julio, esa advertencia se confirmó.
Mientras se encontraba en un viaje por carretera en el Oriente de Cuba, en Bayamo, el carro en el que viajaba Payá, junto con Harold Cepero, el político español Ángel Carromero (al volante) y el sueco Aron Modig, sufrió un sospechoso accidente. Payá y Cepero perdieron la vida y Carromero fue sentenciado por tribunales cubanos por homicidio involuntario.
En Cuba Carromero declaró que el accidente se debió a que él perdió el control del coche, pero una vez que lo repatriaron a España aseguró que la Seguridad del Estado lo había coaccionado a realizar esas declaraciones a cambio de su retorno a su país de origen y que la verdad era que Payá había sido asesinado, pues había salido vivo del accidente, y que un automóvil les había perseguido y golpeado por detrás para que se salieran de la carretera.
A los familiares de las víctimas les negaron, además, el acceso al juicio de Carromero en Cuba.
En 2015, Human Rights Foundation publicó un reporte en el que denunció que la versión oficial del gobierno cubano sobre la muerte del disidente era deficiente y que el proceso investigativo y judicial había tenido irregularidades y violaciones básicas a los derechos humanos.
Recientemente, el año pasado, en audiencia virtual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Carromero volvió a culpar al régimen cubano de las muertes de Payá y Cepero.
Este martes, con motivo del aniversario de su natalicio, se estrenó en Miami el documental Payá Vive, La verdad sobre el asesinato de Oswaldo Payá.
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