María Hernández, madre del preso político Yoandi Montiel -más conocido como El Gato de Cuba- denunció este jueves que a su hijo y a otros reclusos que se oponen al régimen de Cuba los tienen pasando hambre y les dan golpes en prisión.
“Bien no está”, dijo a CiberCuba en referencia a la situación de Montiel y agregó que las autoridades están dilatando el juicio que se iba a realizar, primero “en octubre, después lo pasaron para enero, luego para febrero y ya estamos en marzo”.
Pronto se cumplirá un año de la detención del YouTuber cubano que tuvo lugar el 12 de abril de 2021 en su casa de la Avenida Acosta, en el municipio capitalino Diez de Octubre.
“A los presos políticos los tratan como perros. El plato fuerte es col salcochada, huevos en mal estado, no hay medicamentos, les dan golpes; entonces, los que están acabando en la calle, robando celulares y motos, los sueltan, y a ellos [presos políticos] los tienen trancados ahí”, denunció la madre.
La razón de la saña de las autoridades cubanas es que, según Hernández, El Gato de Cuba no se involucra en el programa de reeducación politizado en la prisión: “Él y otro grupo allí están plantados, y no acceden a las cosas de ellos [de los guardias] ni se presta para eso”, precisó.
Sobre la acusación que pesa sobre su hijo, María explicó que está relacionada con “una falta de respeto al presidente”, lo que en términos legales se denomina delito de desacato y por el que Fiscalía le pide 5 años de privación de libertad.
La madre, quien reside en Estados Unidos y no tiene comunicación directa con su hijo desde prisión, reconoció estar muy alterada con la situación por la que atraviesa la familia a la que llamó una “tremenda injusticia”.
“Son muchachos que han protestado porque no están de acuerdo con un régimen, porque están pasando hambre y necesidad”, denunció. Asimismo, lamentó que “muchas madres están desperadas como yo y las meten hasta presas”, en referencia a la reciente detención de Yudinela Castro, madre de Rowland Jesus Castillo, preso del 11J.
Yoandi Montiel fue apresado por sus videos en redes sociales que describían con dosis de humor y sarcasmo la realidad de Cuba. Estuvo recluido en “Villa Marista, antiguo colegio religioso devenido en centro principal de operaciones (y de torturas) del Ministerio del Interior, y luego trasladado a la cárcel de Valle Grande donde se encuentra actualmente.
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