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Una periodista cubana denunció en sus redes sociales un episodio de acoso sexual que sufrió en la céntrica calle G del Vedado, en La Habana, por un desconocido que llegó incluso a amenazarla con un arma blanca.
Yira Hernández Gómez, trabajadora del portal digital oficialista La Jiribilla, relató el miedo y la impotencia que sintió ante el hombre, y se cuestionó por qué las mujeres en Cuba tienen que lidiar con situaciones como esta a diario.
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"Iba caminando para el Instituto Internacional de Periodismo con pantalón y blusa holgada mientras un 'señor' mayor de 50 años me decía que me iba a 'mamar el boyo'. La primera vez lo ignoré, pero él seguía con sus groserías, me detengo y le respondo (con palabras fuertes, debo admitirlo). La respuesta del 'señor' fue sacarme un CUCHILLO y decirme que me iba a cortar, mientras me ofendía de manera mucho más agresiva", describió.
La joven añade que, afortunadamente, el hombre no cumplió su amenaza y ella pudo llegar a su destino, donde escribió el post "temblando de la impotencia".
Aclaró que no es la primera vez que sufre acoso en la calle G, pero sí la más perturbadora.
"Ante el desagradable suceso, me surgen las siguientes preguntas: ¿Cuál sería la medida más prudente en este caso? ¿Qué alternativas tiene la mujer cubana para defenderse en una situación como está?", concluyó.
La publicación recibió decenas de comentarios de amigos y colegas que mostraron su repulsa al acosador.
"No me siento protegida en mi país, lo siento, pero debo decirlo. La impunidad reina antes este tipo de sucesos", lamentó Yira.
Con ella coincidió la también periodista Aylin Herrera Reyes, quien señaló que hay muchos sujetos violentos como ese por las calles, y no pasa nada.
"Seguro vas a la policía y como no hubo agresión física, a quienes deben imponer el orden en este país no les preocupa. Yo no sé cuánto habrá que gritar para que comprendan de una vez que el acoso es violencia, que el cuerpo de ninguna de nosotras quiere la opinión de nadie. No sé hasta cuándo tendremos que andar con audífonos por las calles para ignorar todas las groserías y cochinadas que salen de las bocas de muchos", dijo.
Ante la sugerencia de un amigo retratar o grabar al acosador con el celular, ella respondió que en ese momento no tuvo nervios suficientes.
"Mi instinto de supervivencia solo me indicó que me alejara lo más rápido posible", subrayó.
Varias personas le recomendaron hacer la denuncia ante las autoridades.
"La avenida G esta llena de cámaras. Trata de ir a la policía y a la fiscalía. A los dos lugares. ¡Denúncialo! Ojalá todas las mujeres que hayan leído este post empiecen a hacer visibles experiencias tan desagradable", dijo un joven.
Otra periodista lamentó que situaciones como esa ocurran en cualquier parte y a cualquier hora, "a veces ante la mirada de otros que sonríen a la grosería, o solo bajan la cabeza".
La reportera de la televisión Ania Ortega denunció que en la misma calle G se sienta un hombre mayor a pleno día, y frente a cualquier mujer que vea empieza a tocarse.
"Lleva un viejo portafolio o bolso mediano para 'esconder' los 'gestos', dado el supuesto caso que las personas no se percaten a tiempo. A mí me sucedió hace poco. No le di chance al 'invento', pero se dispuso diligente a intentarlo en otro banco de la avenida con otras mujeres, que tampoco le dieron tiempo a nada. El 'enfermo' se fue. Pero nosotras nos quedamos ofendidas e insultadas comentando estas mismas situaciones reiteradas en este mismo lugar", relató.
En opinión de Yira, esa avenida es como una pasarela de enfermos sexuales.
"Hay lugares cerca del hospital Calixto García que siempre paso mirando para todos lados, porque casi siempre hay hombres atrás de los árboles. Siempre he pensado que deberían montar un operativo a los alrededores o poner cámaras, para detectar a esas personas que se dedican a acosar", reflexionó.
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