Ivia Julia Campano Vega, cubana residente en la oriental provincia de Holguín, lanzó un pedido de ayuda en sus redes sociales para encontrar a su hermano y cuñada en Mariúpol, ciudad al sureste de Ucrania asediada por ataques rusos.
Ernesto de Jesús Campano Vega y su esposa ucraniana Elina Bistrova viven en Mariúpol, una de las ciudades más asediadas en estas tres semanas de invasión rusa a Ucrania. Desde hace 13 días Ivia no ha tenido noticias de ellos y pide en una publicación de Facebook que la contacten si alguien tiene información que pueda ser de ayuda.
“Desde el 5 de marzo no sé de ellos y no te imaginas la desesperación que siento”, dijo Ivia a CiberCuba y agregó que la última vez que habló con ellos “estaban en un sótano del edificio, pero allí no pueden permanecer por tantos días sin agua y sin comida”.
La decisión de permanecer en la ciudad, a pesar de la escalada del conflicto, se debe a que la pareja vive con la anciana madre de Elina quien tiene limitaciones motoras. La invalidez de la señora Valia dificulta la evacuación de la familia, especialmente después de tantos intentos frustrados de alto al fuego para evacuar a los civiles de la zona.
De cualquier forma, salir de la ciudad, aun con la asistencia de la Cruz Roja y la promesa de Rusia de una tregua para que se efectúe el traslado de civiles, es igualmente peligroso.
La evacuación civil en Mariúpol ha sido aplazada en varias ocasiones tras incumplimiento ruso de alto al fuego "debido a que la parte rusa no respeta la tregua y continúa el bombardeo tanto de la propia Mariúpol como de sus alrededores”, aseguraba un comunicado del Ayuntamiento de la ciudad ucraniana. Solo esta semana pudo lograrse un corredor humanitario para poner a salvo a alrededor de 20 mil civiles.
Anteriormente, Ivia había intentado dar con el paradero de su sobrina. “Necesito ayuda para localizar mi familia, que huye de la Guerra en Ucrania y deben encontrarse en Rumania”, suplicaba la holguinera en su muro de Facebook.
Más tarde supo que la joven y sus seres queridos pudieron salir de la zona de guerra y se encuentra en estos momentos camino a España. Sin embargo, y tras gestiones infructuosas que ha realizado para localizar a su hermano y cuñada, aún no sabe de ellos.
“Yo dí sus datos en el MINREX y escribí a las misiones [diplomáticas de Cuba] de Polonia y Rumanía, pero sin éxito”, precisó Ivia quien admitió sentirse afectada por las imágenes de destrucción como consecuencia de la invasión rusa a Mariúpol. “Ya yo en medio de este desespero ni razono”, lamentó.
Pocos ucranianos han sentido los horrores de la guerra como los habitantes de Mariúpol, ciudad portuaria del suroeste de Ucrania de gran importancia regional, próxima a los territorios separatistas de Donetsk y Lugansk.
Más de quince días de sitio y ataques aéreos por parte de las tropas rusas, de corte permanente de los servicios de agua, corriente electica y calefacción, han dejado una estela de destrucción en la ciudad.
La semana pasada los misiles rusos destruyeron un hospital materno-infantil y hace unas horas un teatro devenido en refugio para cientos de residentes de la urbe fue bombardeado por Rusia.
“Ahora se están retirando los escombros. Hay sobrevivientes. Todavía no sabemos el número de víctimas”, dijo a la agencia de noticias Reuters Petro Andrushchenko, asesor de la alcaldía de Mariupol.
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