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El gobierno de Rusia amenaza con exportar el conflicto en Ucrania hacia Latinoamérica mediante la cooperación militar con Cuba, Venezuela y Nicaragua, advirtió este jueves una alta funcionaria del gobierno de Estados Unidos.
“El compromiso con la democracia del hemisferio nunca ha parecido tan urgente, mientras Rusia pisotea la democracia de Ucrania y amenaza con exportar la crisis ucraniana a las Américas, ampliando su cooperación militar con Cuba, Nicaragua y Venezuela”, declaró Kerri Hannan, subsecretaria adjunta de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado.
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En su intervención en una audiencia ante el Comité de Asuntos Exteriores del Senado, Hannan señaló que estos tres regímenes totalitarios potencian sus relaciones diplomáticas, económicas y militares con Moscú por lo que se han negado a condenar la invasión a Ucrania en diferentes escenarios internacionales, informó el portal de noticias Infobae.
Consideró que, en cambio, la mayoría de los países de la región sí manifiestan su rechazo a la guerra y piden la búsqueda de una solución diplomática.
Asimismo, destacó la diferencia de posturas entre su gobierno y el de la República Popular China, que no impone sanciones económicas a Rusia y defiende la pertenencia del Kremlin a organizaciones económicas y regionales como el grupo G-20.
En la audiencia, el senador cubanoamericano Marco Rubio cuestionó a Hannan por la pérdida de influencia de la Casa Blanca en América Latina y preguntó sobre las estrategias del Departamento de Estado para contrarrestar estos crecientes lazos militares de Rusia con Cuba, Venezuela y Nicaragua.
El político significó, además, que el gobierno estadounidense no puede descuidar el problema que significa China, tanto en la región como a nivel global. Consideró que Rusia constituye una dificultad actual o para los próximos cinco o diez años, pero que el gigante asiático resulta un desafío para la siguiente centuria.
En enero de 2022, el vicecanciller ruso Serguei Riabkov reveló las intenciones de su país de establecer bases militares en el continente, gracias a la cooperación de los gobernantes de Cuba y Venezuela, dispuestos a permitir la entrada de soldados y equipos en sus territorios.
Los representantes del régimen cubano se han mantenido fieles a su alianza con Moscú y han calificado la invasión a Ucrania como una “operación estratégica”, el mismo término que emplea el Kremlin para justificar su ataque.
En febrero de este año, la cancillería ucraniana emitió una nota de protesta en la que criticó las declaraciones del gobierno de Cuba en apoyo a la agresión rusa. El Ministerio de Relaciones Exteriores de la isla culpó a Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) por el estallido del conflicto militar.
Las autoridades cubanas se refirieron a los "fundados reclamos de garantías de seguridad" de Rusia, y consideraron que fue un error de la diplomacia occidental pensar que el mandatario Vladimir Putin no respondería ante la expansión militar de la OTAN, considerada una amenaza directa a su seguridad nacional.
El 24 de marzo pasado, un mes después de iniciada la invasión rusa a Ucrania, Cuba se abstuvo nuevamente de condenar la agresión militar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, durante una votación presentada en el cónclave para organizar el envío de ayuda humanitaria hacia las ciudades ucranianas más afectadas por los bombardeos.
La resolución, patrocinada por más de 90 naciones, exigió el cese inmediato de todas las hostilidades y operaciones militares, además de la suspensión de los ataques contra la población y las infraestructuras civiles.
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