Que el zurdo cubano Néstor Cortés ha dado un giro de 180 grados a su carrera monticular, es tan cierto como que los Dodgers son el mejor equipo a día de hoy o que José Ramírez y Vladimir Guerrero tienen pinta de fuertes candidatos a MVP de la Liga Americana.
Entre 2018 y 2020, el oriundo de Surgidero de Batabanó fue un punching bag de la lomita que pasó por tres equipos, a razón de uno por campaña (Orioles, Yanquis y Marineros), y en todos ellos soportó un duro castigo resumido en efectividad de 6.72 y casi tres jonrones por cada nueve entradas de faena.
Pero he aquí que el regreso al staff de los Yanquis le vino de maravillas. Alguien tuvo el acierto de asignarle funciones de abridor, y el muchacho respondió con una temporada sólida en la que frisó el centenar de entradas de trabajo, ponchó a diez adversarios por juego completo y fijó promedio de limpias de 2.90.
Así pues, para el presente curso en Nueva York le encomendaron el quinto puesto de las aperturas, y el siniestro de 27 abriles ha respondido a la confianza con un par de salidas combinadas de 9.1 episodios, seis imparables y 17 ponches, cifra que representa la más alta de su circuito hasta el momento de escribir estas líneas.
En su primera aparición, Cortés dejó en blanco a la potente artillería de los Azulejos durante 4.1 innings de tres indiscutibles sin boleto y cinco ponches.
No obstante, el verdadero show lo dio el domingo último cuando tiró cinco capítulos frente a sus ex Orioles, a los cuales limitó a tres tres hits y aniquiló con una docena de cafés y una base solitaria.
Para mayor realce de ese encuentro, a la altura de la cuarta entrada se dio el lujo de firmar un “Inning Inmaculado”, lo cual consiste en realizar solo nueve lanzamientos para ponchar a los tres oponentes de turno. ¿Sus víctimas?: Anthony Santander, Ryan McKenna y Robinson Chirinos.
Definitivamente, algo muy grande (y positivo) está pasando con el desempeño de Cortés, quien en estos momentos representa el mejor pitcher abridor de Cuba.
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