Con las estadísticas económicas no se juega

La situación de desconocimiento y penumbra informativa sobre lo ocurrido en la economía cubana en 2021 viene produciéndose en los últimos años, sin que las autoridades hayan dado los pasos necesarios para mejorar la transparencia y calidad de los datos estadísticos.

Negocio por cuenta propia en Cuba © CiberCuba
Negocio por cuenta propia en Cuba Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 2 años

El tiempo pasa. Estamos ya en la segunda mitad de abril, y casi cuatro meses después de finalizar el ejercicio económico de 2021, la Oficina Nacional de Estadística e Información de Cuba (ONEI) sigue sin ofrecer los datos relativos a ese año, salvo informaciones puntuales como inflación o turismo. De estos dos indicadores, los últimos datos publicados han sido de febrero pasado. No cabe duda, un retraso mayor que el de otros países.

Esta situación de desconocimiento y penumbra informativa de lo ocurrido en 2021 viene produciéndose en los últimos años, sin que las autoridades hayan dado los pasos necesarios para mejorar la transparencia y calidad de los datos estadísticos. Una labor que resulta fundamental, para que los actores económicos puedan adoptar las decisiones más eficientes y correctas relativas a su actividad.


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Porque, y esta es solo una primera suposición, es muy probable que los dirigentes del régimen, Díaz-Canel, Marrero, Gil, Bolaños, Malmierca, ya estén informados de lo ocurrido en 2021, y yendo más lejos aún, la penumbra que se ha impuesto en la información estadística puede tener mucho que ver con un ejercicio dramático de la economía, en la que lejos de producirse una mejoría como en otros países, la recesión se ha adueñado nuevamente del paisaje económico.

De hecho, los analistas están esperando, como lluvia de mayo, los datos de la evolución del PIB trimestral correspondiente al cuarto de 2021, lo que permitirá confirmar si la economía creció, se estancó o se mantuvo en recesión como ha venido ocurriendo desde 2019. Estas dudas sobre el curso de los acontecimientos no son buenas, y mucho menos lo es que un ministro, como Alejandro Gil, vaya a un acto de partido, como hace unas semanas, descolgándose con una pila de datos estadísticos más o menos inconexos, que impiden formalizar una visión integrada y objetiva de la realidad económica.

Una segunda suposición puede establecer que el retraso en la publicación de los datos de 2021 se encuentra en los problemas metodológicos y técnicos. El procedimiento de modificación de las estadísticas financieras de la economía, como consecuencia de la desaparición del CUC y la unificación con el CUP, habrá obligado a realizar cambios en los importes de numerosas cuentas agregadas.

Y por ello, habrá que analizar con detalle esos nuevos importes que resultan de la conversión de 1x24, establecida en la Tarea Ordenamiento, porque puede ocurrir que el régimen intente por esa vía “manipular” algunos resultados, siempre en beneficio propio. Tiempo habrá cuando se publiquen los datos de cantidades y precios, de contrastar esos posibles manejos, que obviamente tampoco contribuyen a la credibilidad y confianza en la economía cubana.

La tercera suposición puede guardar relación con las dos anteriores. Y en este caso, se podría pensar que los datos son tan malos que el régimen anda buscando un escenario que resulte propicio para dar a conocer la información, pero esto no parece fácil sobre todo si se tiene en cuenta que en las próximas semanas y meses la economía cubana se va a ver notablemente perjudicada por los efectos de la guerra de Ucrania y el impacto de las sanciones económicas de Occidente sobre Rusia.

O podría ocurrir lo contrario. El régimen ha observado que algunos datos son buenos, y muestran un cierto perfil optimista de la economía, de modo que han decidido esperar a la mejor ocasión para divulgar la información, coincidiendo con algún escenario próximo y especialmente difícil, de crisis económica.

Tanto en un caso como en otro, los países democráticos establecen mecanismos rigurosos de suministro de información estadística que alejan los datos del manoseo gubernamental. Por ejemplo, en la vecina República Dominicana, una institución prestigiosa e independiente del ejecutivo, el Banco Central, es el proveedor de la información coyuntural de corto plazo. Otros países de América Latina cuentan con sistemas similares.

La obsesión del régimen cubano por controlar la economía raya en un sentimiento entre lo enfermizo y acomplejarse. Los dos datos que se conocen de 2021, turismo e inflación, no ofrecen motivos de satisfacción, sino todo lo contrario.

A la espera de que ONEI no tarde demasiado en ofrecer en su página web o anuario de 2021 lo sucedido en ese año, tan solo se pueden formular conjeturas, y acentuar las dudas que existen sobre la viabilidad de la economía cubana y su infortunio. Lástima que todos los años tengamos que volver con estos reclamos, que, como otros muchos, siguen sin ser escuchados.

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Elías Amor

Economista, Miembro del Consejo del Centro España-Cuba Félix


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