Díaz-Canel se declara fan de los Beatles: ¿Habrá podido escucharlos en los 70?

El gobernante ya había presumido antes de su afición por la banda de Liverpool, que estuvo prohibida en Cuba durante los años 60 y 70.

Los Beatles y Miguel Díaz-Canel © Eric Koch vía Wikimedia Commons y Twitter/Presidencia de Cuba
Los Beatles y Miguel Díaz-Canel Foto © Eric Koch vía Wikimedia Commons y Twitter/Presidencia de Cuba

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Este artículo es de hace 2 años

Los Beatles, la legendaria banda de rock británica que estuvo mucho tiempo prohibida en Cuba, es la preferida del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel.

En una publicación en el perfil de Facebook de la revista universitaria Alma Máter, para celebrar el cumpleaños de Díaz-Canel -quien nació el 20 de abril de 1960-, y con la intención de mostrar un perfil más humano del mandatario, se enlistan algunos de sus gustos.


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Díaz-Canel incluye a los Beatles entre sus preferencias, en un listado en el que la cultura mainstream de EE.UU. tiene una presencia notable, y donde también figuran los actores estadounidenses Meryl Streep, Robert de Niro y el director de cine Steven Spielberg.

Algunos usuarios respondieron con ironía a la elección musical de Díaz-Canel.

“Déjame decir que el hombre tiene varios gusticos que en su tiempo de joven militante del partido fueron prohibidos”, comentó Rubén Alberto Bencomo Díaz.

“¿Se escondería a escuchar a los Beatles o los descubrió después de viejo?”, se preguntó otro internauta.

Un años atrás, por esta fecha, la revista Somos Jóvenes había intentado también mostrar un perfil más desenfadado del gobernante, presentándolo como alguien moderno, “friki de las tecnologías” y amante del “rock clásico”.

Díaz-Canel es habitualmente materia de burlas y memes en las redes sociales por sus salidas de tono; y la legitimidad de su figura, tanto al interior de la isla como frente a la comunidad internacional, ha estado aún más en entredicho luego del llamado presidencial a la violencia ante las protestas masivas del pasado 11 de julio.

El gobernante cubano ya había presumido antes de su gusto por la banda de Liverpool y, en una publicación de su cuenta de Twitter en 2018, recordó la muerte de Lennon e integró una frase del cantante al discurso sacrificial de la propaganda con que el oficialismo se dirige habitualmente a los cubanos.

“Los días parecen muy cortos cuando hay tanto por hacer. Hoy, 8 de diciembre, no puedo olvidar lo que advirtió John Lennon: ‘El tiempo está de nuestro lado. No desperdiciemos otro minuto’”, escribió.

Durante los años 60 y 70, escuchar a los Beatles fue criminalizado en Cuba. La música anglo y elementos de la cultura norteamericana eran asociados con diversionismo ideológico, tendencias extranjerizantes y la homosexualidad.

La influencia de la contracultura norteamericana, que paradójicamente veía con admiración a la revolución, se consideraba perniciosa y capaz de corromper a la juventud.

En marzo de 1963, en un infausto discurso, Fidel Castro anatemizaba a la juventud que escuchaba y seguía la cultura estadounidense y daba sustrato a la represión y la censura contra aquellos a quienes llamaba “pepillos vagos, hijos de burgueses” que “en actitudes elvispreslianas” querían “organizar sus shows feminoides por la libre”.

Entre 1965 y 1968, se crearon las UMAP, campos de trabajo forzado, adonde fueron a parar muchos de estos jóvenes, con el objetivo de su reeducación.

Durante toda la década del 70, los Beatles estuvieron prohibidos en los medios cubanos.

Jorge Papito Serguera, presidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión durante el llamado Quinquenio Gris, una de las caras visibles de la represión cultural y la prohibición que pesaba sobre la banda de rock británica, admitió décadas más tarde que disfrutaba su música en privado.

El 8 de diciembre de 2000, como parte de una operación de rehabilitación y blanqueamiento histórico, Fidel Castro presidió la inauguración de una estatua de bronce de un John Lennon sentado en un banco, que fue colocada en el parque de 21 y H en El Vedado, La Habana. En su discurso de ese día, Castro se dirigió a la estatua con estas palabras: “Lamento mucho no haberte conocido antes”.

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