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En medio del éxodo masivo que representa la actual crisis migratoria cubana, cuyas cifras establecen récords como el de las 32 mil personas que entraron irregularmente en marzo a Estados Unidos por su frontera sur, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Padilla, expresó su deseo de que todos los jóvenes cubanos pudiesen viajar y conocer el mundo.
“Ojalá todos los jóvenes cubanos pudieran viajar y conocer el mundo, y viajar y conocer Estados Unidos. Y claro que hay jóvenes que quieren emigrar o residir periodos largos en Estados Unidos”, dijo el canciller cubano en una entrevista publicada este martes por la revista Alma Mater, publicación de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).
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Las llamativas declaraciones de Rodríguez Padilla buscan señalar a Estados Unidos como el origen de todas las dificultades que enfrentan los cubanos que desean viajar o emigrar, y exculpar a las autoridades del régimen cubano como responsables, en primer lugar, de un éxodo dramático marcado por la muerte, la separación de familias y la estampida de la juventud de un país.
En segundo lugar, las palabras del ministro buscan lavar la imagen del ejecutivo de Miguel Díaz-Canel, último responsable de la crisis que vive el país, la escasez de alimentos y medicamentos, del fracaso del “ordenamiento económico” que ha empobrecido aún más a los cubanos y exacerbado la desigualdad social, causas todas del éxodo de grupos de población, sobre todo los jóvenes.
Preguntado sobre “el origen” de las medidas adoptadas por varios gobiernos de la región, endureciendo los trámites migratorios hacia los cubanos ante el aumento del número de ellos que utilizan terceros países para emigrar a Estados Unidos, el canciller cubano volvió a culpar a las autoridades estadounidenses sin sonrojo de las vicisitudes de los migrantes cubanos.
“Habría que preguntarse por qué Estados Unidos está generando esta presión sobre estos países mientras, paradójicamente, alienta lo contrario en su relación con Cuba. Las personas que se quejan, algunos de ellos jóvenes, de lo que les ha estado ocurriendo en países de tránsito con la imposición de visados o restricciones, debieran saber que el origen de estas medidas está en la política de Estados Unidos y en acciones directas de su gobierno ejerciendo presiones tremendas sobre estos países”, respondió.
De pronto, Rodríguez Padilla parece tan interesado en ampliar los horizontes de los jóvenes cubanos que olvida quienes fueron y son los auténticos responsables de la “excepcionalidad” cubana en todas sus dimensiones posibles, los que han provocado éxodos masivos, los que han llamado “gusanos” a los que abandonaban la isla, los que establecieron el “permiso de salida” y la “carta de invitación”, los que las eliminaron cuando toco vivir del dinero de los emigrados, los que ahora “regulan” a opositores y activistas, y los que niegan la entrada a aquellos que les resultan incómodos.
Según el canciller, los jóvenes deberían saber que estas “maniobras” de Estados Unidos no solo “postergan o encarecen aún más sus aspiraciones de viajar, sino que lo que se busca es restringir la cantidad de visado y restringir esos viajes”.
“Por supuesto, esto es paradójico y cínico, cuando Estados Unidos, por otra parte, está cortando las vías regulares, seguras y ordenadas para que estas personas puedan hacerlo de una manera adecuada”, concluyó, dejando al gobierno del país vecino como irresponsable, caprichoso y capaz de jugar con la vida y las esperanzas de las personas.
Ahora para las autoridades cubanas nada es más normal que “viajar, permanecer un tiempo, visitar a su familia, residir y trabajar, e incluso emigrar a Estados Unidos”. Pero ese flujo migratorio multipropósito no puede realizarse a plenitud por culpa de las estrategias de un “enemigo” que es capaz de tomar “a la pandemia de aliada” contra la llamada "revolución cubana".
“Es injusto que a quien ha gastado dinero, ha empleado recursos, ha comprado un boleto, de repente, alguien le aplique un requisito legal o de visado que no existía, y que lo haga sin previo aviso”, sentenció Rodríguez Padilla, canciller de un régimen que ha dividido y sembrado el odio entre cubanos, que ha perseguido la iniciativa privada, que ha encarcelado por posesión de divisas y que cobra tarifas migratorias surrealistas a los ciudadanos cubanos.
El cinismo de sus declaraciones a la revista de la FEU recordó el de su predecesor en el cargo, Ricardo Alarcón de Quesada, cuando en una reunión con jóvenes estudiantes universitarios cubanos en 2008 justificó las restricciones del régimen para viajar con un silogismo hipócrita de que "no todos los habitantes del planeta podían viajar, porque el tráfico aéreo sería un caos [cita no textual]". De aquellos polvos, estos lodos.
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