Hace aproximadamente 24 horas, Rossana Remedios Reyes recibió la peor noticia que se le puede dar a una madre: la enfermedad de su hijo ha evolucionado a un estadio imposible de tratar en Cuba.
Rossana ha decidido buscar atención médica en otro país. “Necesito urgente ayuda… se me agota el tiempo”, dijo este lunes en sus redes sociales.
Frank Alejandro, de 14 años y último en nacer de sus trillizos, padece de una enfermedad tumoral cerebral por la que fue operado exitosamente hace cuatro años en Cuba. Sin embargo, y como parte de la dinámica evolutiva de la propia enfermedad, el cáncer regresó y ahora tiene metástasis.
“Me informan que fueron agotados los recursos existentes en Cuba y no tienen aquí más opciones para él, pero que afuera del país sí”, agregó la madre quien es, además, hija de ciudadanos españoles y aspira a que su pequeño pueda ser atendido en España.
Rossana sabe bien de las consecuencias de un tratamiento dilatado. Ella y su esposo son médicos y están conscientes de la gravedad de la situación. Por eso, apela a la solidaridad para buscar en una institución de salud en el extranjero lo que en Cuba no hay, que es tecnología más avanzada y tratamientos más efectivos.
Frank Alejandro “fue diagnosticado con un meduloblastoma anaplásico de células gigantes en 2018”, dijo Rossana a CiberCuba y agregó que fue intervenido quirúrgicamente en el pediátrico Juan Manuel Márquez de La Habana para extirpar “la lesión de fosa posterior”.
El meduloblastoma es el tumor cerebral canceroso más común en edad pediátrica, y representa el 20% de los tumores del sistema nervioso central en niños, según investigaciones del Hospital Infantil San Judas, centro de excelencia en tratamiento del cáncer en Estados Unidos.
El meduloblastoma comienza en el cerebelo, que se encuentra en la parte trasera inferior del cerebro, en una región conocida como fosa posterior, y entre sus funciones están el control del movimiento, el equilibrio, la postura y la coordinación. Por tanto, todo tratamiento invasivo debe ser manejado con cuidado para no afectar estas funciones.
Tras la operación, el niño fue sometido a tratamiento de radiaciones en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología de Cuba (INOR), en La Habana, y de quimioterapia en el pediátrico sur de Santiago de Cuba, su ciudad natal.
“Luego de terminados estos tratamientos hizo una recaída, en 2019, diagnosticándose dos nuevas lesiones. Por este motivo se volvió a tratar con radioterapia y quimioterapia en 2020. A pesar de esos tratamientos, las lesiones persisten, y aunque se logró la citorreducción [reducción de células cancerígenas], no desaparecieron”, argumenta la madre.
En diciembre apareció una tercera lesión y en febrero dos más, para un total de cinco lesiones en la cabeza en estos momentos. “El principal problema -explica la doctora madre- está en que Cuba no cuenta con medios adecuados para tratar, por tercera vez, estas lesiones tumorales cerebrales sin causar daños permanentes”.
En conversación telefónica con CiberCuba desde el INOR, Rossana agradeció la dedicación del equipo médico que a lo largo de estos años ha contribuido a que su hijo goce hoy de calidad de vida. “No tengo queja ninguna, el tratamiento fue el que llevaba, la atención ha sido inmejorable, pero lamentablemente los médicos aquí no pueden hacer más”, aseguró.
Lo que Frank Alejandro necesita es tecnología de punta capaz de tratar cinco lesiones al mismo tiempo. En Cuba, la opción es volver a dar radiaciones, pero por las complicaciones de las lesiones y el lugar donde están ubicadas, no es posible hacerlo sin causar daños irreversibles.
“El niño a pesar de lo vivido hasta ahora mantiene maravillosa calidad de vida, sin limitación alguna, aparentando ser un niño sano y normal... lo que hace más complicada la decisión”, explica Rossana.
CiberCuba preguntó a la madre si había explorado la posibilidad de tratarlo en centros médicos con tecnología más avanzada en Cuba, como el CIMEQ, a lo que ella respondió que todas las opciones dentro de la isla fueron valoradas por mediación del equipo médico del INOR y todas se han agotado. La solución para Frank Alejandro está fuera de las fronteras nacionales.
Mientras tanto, el niño lleva cuatro meses sin tratamiento, tras agotarse los recursos y las gestiones dentro del país, y quedando solo radiaciones que, en exceso, pueden dañar su actividad cerebral y calidad de vida. Cada día que pasa sin tratar las lesiones, compromete seriamente su salud en poco tiempo.
En busca de soluciones para un traslado a un centro de salud fuera del país, los padres han solicitado ayuda al Ministerio de Salud Pública (MINSAP) que pudiera gestionar, como parte de sus funciones, una remisión.
“El caso está siendo valorado en el MINSAP, donde se han sensibilizado con la situación, pero yo me adelanté a pedir ayuda en las redes. Ya me confirmaron [en el INOR] que mañana se harían las pruebas para completar el resumen médico. Teniendo esos resultados ya ellos [el MINSAP] se ponen en contacto con las clínicas pertinentes”, aclaró la madre consciente de que el trámite puede demorar.
Mientras tanto y porque el tiempo apremia, Rossana ha contactado a centros de salud fuera de Cuba, como el Hospital Infantil San Judas, a instituciones religiosas y a organizaciones sin ánimos de lucro.
“Hemos escrito a figuras públicas cubanas, como Limay Blanco, que ayudan en estos casos para buscar alternativas, de forma tal que alguna institución fuera del país acepte el caso y ofrezca algún tratamiento que prolongue sus opciones, ya que acá esa vía queda limitada por los recursos materiales”, comentó.
También agradece “el grado de sensibilidad y ayuda en todas partes, unidos por resolver el problema”, dijo en referencia a las muestras de solidaridad que ha recibido tras hacer pública la situación por la que atraviesa su familia.
“Solo quiero ayudar a mi hijito y lamentablemente en Cuba ya los médicos hicieron más de lo humanamente posible”, sentenció.
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