Un total de 102,405 personas en La Habana tienen actualmente problemas con el abasto de agua debido a la sequía, según las autoridades cubanas.
La cifra representa el 5% de los residentes censados en la capital del país, los cuales no pueden acceder con regularidad al agua potable “ya sea porque dejaron de recibir agua por tuberías y ahora les llega en carros pipa, alargamiento de ciclos, disminución del horario o por menguas en las presiones”, señala un reporte de Tribuna de La Habana.
El pasado enero se anunció que la provincia se enfrentaría en estos primeros meses del año a una baja disponibilidad de agua para abastecer el servicio a la población, pues los embalses que tributan al sistema de acueductos estaban a menos de la mitad de su capacidad de almacenamiento.
En 2021 casi 17 mil personas en La Habana recibían agua potable a través de pipas, y aunque la cifra -según el propio medio de prensa oficial- se redujo a un 41% al finalizar ese año, en febrero de 2022 se contabilizaban más de 7,000 habaneros que continuaban en esas circunstancias.
No obstante, Tribuna de La Habana asegura que “pese a la ausencia de precipitaciones y algunas insatisfacciones con las reservas, los perjudicados representan tres y hasta cuatros veces menos de los que resultarían, de no ser por aquellos turnos doblados por los hombres de Aguas de La Habana”, una empresa que independientemente de las permanentes insatisfacciones de la población, fue seleccionada Vanguardia Nacional.
En un discurso plagado del triunfalismo oficial, durante la entrega del galardón a la empresa, Misael Rodríguez Llanes, secretario general del Sindicato de los Trabajadores de la Construcción (SNTC), señaló que “allí donde aparece un problema están los hombres y mujeres de esta entidad de Patria o Muerte, y si bien es cierto que marcadas limitaciones materiales, no les permiten llegar a todos los salideros que pululan por la ciudad, allí donde aparece un contratiempo de magnitud, no dejan de aparecer y nunca se van sin antes dejarlo resuelto”.
Sin embargo, el directivo obvió las constantes quejas de la población por los ya habituales cortes de agua en los diferentes municipios de la capital y que en ocasiones recientes han superado hasta las 12 horas por labores de reparación y mantenimiento de la estatal Aguas de La Habana.
En el propio acto, una de las directivas de la empresa anunció que entre los compromisos para este año están “sostener los servicios de agua potable y saneamiento, gestionados de forma segura, asegurar las acciones de construcción relacionadas con los programas de inversiones y mantenimiento, con eficiencia y calidad”, nada más lejos de lo que han venido haciendo durante este 2022, sin contar los años precedentes.
Mientras miles de capitalinos se ven perjudicados por la carencia de agua, ya sea a causa de la sequía o debido a problemas en el suministro de agua, las ineficiencias de Aguas de La Habana provocan que el preciado líquido se despilfarre o malgaste de manera negligente.
En marzo, un joven habanero publicaba en redes sociales imágenes suyas “disfrutando” de la “piscina privada” creada en una calle de la capital, gracias a un enorme salidero que las autoridades habían dejado sin tapar.
Otra residente en la capital denunció en enero pasado en sus redes sociales el deterioro de la vivienda donde vive debido a las inundaciones de agua potable que durante más de 15 años ha sufrido por una rotura en una tubería que Aguas de La Habana nunca ha resuelto.
Los problemas con el abastecimiento de agua no son exclusivos de la occidental provincia. Más de 400 mil personas sufren afectaciones en el abasto de agua en Cuba debido a la sequía hidrológica que actualmente limita el funcionamiento de 360 estaciones de bombeo en el país.
Casi un millón de cubanos tienen problemas para acceder al agua potable y más de 418 mil no reciben el servicio en los horarios y ciclos establecidos, siendo los residentes en las provincias de Holguín, Las Tunas, Santiago de Cuba, Guantánamo y Camagüey los más perjudicados.
Todavía existen comunidades que dependen de pozos para poder obtener este vital recurso, como La Teresita, en Ciego de Ávila, que durante más de 14 años esperó por el acceso a la red de acueductos y alcantarillado.
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