El excoordinador de la plataforma Archipiélago David Martínez Espinosa llegó a Estados Unidos, luego de una travesía de 26 días desde Nicaragua y pasar otras 10 jornadas retenido en El Paso, Texas.
El opositor cubano dio una entrevista a la periodista Camila Acosta del medio independiente Cubanet en la que ofreció detalles sobre su viaje y su situación tras llegar a Florida. “A mí nunca me asaltaron ni me robaron, pero sé que hay otras personas que pasan experiencias muy duras”, explicó.
“Me dieron parole por un año y ahora estoy solicitando todas las ayudas, los permisos de trabajo (...). Quiero ver si hago lo que hacía en Cuba que es dar clases, poder enseñar y bueno, siempre uno está abierto a cualquier otra propuesta”, añadió.
“Hace un año atrás, un poco antes del 11 de julio, en que con mi familia podríamos irnos de Cuba por la situación tan mala que se está viviendo allá. Pero apenas llegó el 11 de julio, comenzó en nuestra patria (...) un momento histórico que yo asumí e interpreté como que era mejor no salir de Cuba, sino quedarse para ser parte de ese cambio que para mí era inminente”, alegó Martínez Espinosa.
Relató que él pospuso todos sus planes para hacer activismo a partir de esos sucesos porque fue protagonista de lo que pasó y que contaba con videos inéditos que publicará próximamente sobre los sucesos del 11J en Cienfuegos. Agregó que estaba editando los materiales para cubrir el rostro de las personas y evitar que la Seguridad del Estado los acose y persiga como ha hecho hasta el momento.
El opositor cubano habló también sobre sus vínculos con Archipiélago y su líder Yunior García durante los días previos a la Marcha Cívica por el Cambio y recordó el momento en que fue expulsado de su puesto como profesor en la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, como represalia a su activismo.
Martínez Espinosa destacó durante su entrevista que tras su salida forzada de la institución educativa comenzó una dura etapa para él y su familia marcada por el acoso de la Seguridad del Estado a través de llamadas telefónicas, amenazas, persecución, intimidación y cortes de acceso a internet. “Mi familia todavía está en Cuba y ellos pueden valerse de eso para callarme, ellos son así de bajos”, añadió.
Explicó que su salida de Archipiélago fue a causa de diferencias ideológicas con sus miembros, pero que desde el punto de vista político guarda una respeto profundo por la plataforma y por lo que intentaron hacer en el país al convocar el 15N, que si bien no fructificó de la manera en que ellos hubiesen querido, si logró crear un clima de inestabilidad que molestó mucho al régimen.
El activista cubano advirtió que cada vez que hay síntomas de descontento general entre la población de la isla, el gobierno propicia la migración masiva y la expulsión de los líderes más visibles de las organizaciones de oposición. Señaló que eso fue lo que sucedió cuando el Mariel y que es lo que acontece ahora, incluso con el apoyo del dictador nicaragüense Daniel Ortega, quien abrió su país a los cubanos.
“Muchas de las personas que me acompañaron en la travesía no tienen conciencia política, (...) no siguen las noticias del activismo político pero (...)son desafectos al régimen o son apolíticos”, agregó el joven profesor universitario.
Para cerrar la entrevista, pidió apoyo al rapero activista cienfueguero Carlos Díaz, quien estaba organizando una manifestación en apoyo a los presos políticos y que pretende salir, incluso solo, a las calles de la llamada Perla del Sur durante los próximos días. “Entonces hay que estar pendientes de él porque la dictadura es feroz, lo hemos comprobado siempre y tenemos que estar pendientes de su vida y de lo que le suceda”, afirmó.
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