El estelar pelotero cubano Agustín Marquetti regresó a su país tras ocho años de ausencia.
El exprimera base del equipo Industriales y de la selección nacional, volvió junto a su esposa a su antigua casa en el reparto Casino Deportivo en La Habana, para una estancia de dos semanas.
Radicado en Estados Unidos, Marquetti reveló al portal especializado Swing Completo que en ese país lleva una vida plena y puede, como pobre, darse los gustos que no tenía cuando vivía en la Isla.
"Siendo pobre allá me siento y vivo como rico, porque yo lo comparo con mis tiempos aquí, cuando no tenía nada. Ahora soy feliz, estoy viviendo en el paraíso", afirmó.
El jugador expresó que fue de su patria por sus hijos y que hasta el momento no se arrepiente de su decisión, porque en Estados Unidos lo tiene todo.
"He podido cumplir dos de mis grandes sueños: viajar a Miami y tener un Mercedes Benz", dijo entre risas.
Tras su primera semana en La Habana, comprobó que muchas cosas han cambiado, excepto el cariño de sus vecinos y amigos, con quienes varias veces se ha sentado a jugar dominó.
"Mi rutina se resumen en eso, me levanto hago algunas cosas en la casa y cerca del mediodía me reúno con los demás ancianos del vecindario a jugar dominó. Aunque no es lo mismo, a ellos se les olvidan las fichas; a mí no, porque hago muchos ejercicios para mantener activas mis neuronas", señaló.
Recientemente otro grande del béisbol cubano, el villaclareño Víctor Mesa, visitó Cuba junto a su esposa después de tres años en Miami.
Víctor, de 65 años, llegó a La Habana el pasado 8 de abril y se alojó en su casa, ubicada en el municipio Plaza de la Revolución.
Luego de tres años sin viajar a la Isla, su estancia en Cuba podría significar que resolvió su estatus migratorio en Estados Unidos.
El estelar jugador se estableció en Florida en octubre de 2018, tras despedirse de manera definitiva del béisbol cubano. Desde entonces, se ha dedicado a apoyar la carrera de sus hijos Víctor Víctor Mesa y Víctor Mesa Jr., quienes firmaron con los Marlins de Miami, el primero por 5.25 millones y el más pequeño por un millón.
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