Juan Candela en Varadero

¡Hemodializados del mundo, uníos! y gozar en las ricas playas cubanas.

De izda. a drcha: Marrero, Cuesta, Díaz-Canel y el ministro de Turismo de Cuba © Granma
De izda. a drcha: Marrero, Cuesta, Díaz-Canel y el ministro de Turismo de Cuba Foto © Granma

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Este artículo es de hace 2 años

Juan Candela estrenó su mejor guayabera para regar un saco de guayabas en la Feria Internacional de Turismo (FIT), donde fantaseó con la seguridad ciudadana, higiene, vacunas autóctonas anti coronavirus, y presentó un programa cultural, que incluye una Longina blanca, pero desperdició dos programas fantásticos para relanzar los viajes a Cuba.

En marzo, el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez -no confundir con Juan Candela, que es el tardocastrismo- reconoció que el turismo sigue sin recuperarse y reveló una de sus principales preocupaciones: "Somos un país con estabilidad política"; otra de sus boberías solemnes, cuando sabe que el aldabonazo popular el 11J y su desproporcionada represión puso a Cuba patas arribas y horrorizó al mundo. ahuyentando a turistas de violencia y penurias, teniendo la opción de playas prósperas y calmas; y teniendo en cuenta el incremento de la violencia en Cuba.


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Los hoteles de lujo cubanos no gozan de excelentes condiciones higiénico-sanitarias, ámbito donde no son posibles las burbujas, por mucho que se empeñe Juan Candela en promover el turismo de salud, que nunca ha cuajado, porque -habitualmente- el viajero va a vacilar, no a curarse y menos aún a un país en quiebra sanitaria, que ahora vende hemodiálisis.

¡Hemodializados del mundo, uníos! y venir a gozar en las ricas playas cubanas, diría aquella jacarandosa funcionaria que invitaba a daiquirís y mojitos a turistas del mundo entero, en pánico por la pandemia de coronavirus y; de paso,¡ váyanse vacunados con Soberana 02 y Abdala!; para completar tan atractiva oferta, los turistas-pacientes recibirán clases de salsa y serán iniciados en los caminos del espiritismo; ya lanzado, el gobierno cubano podría ofrecer el pack Hemodiálisis-Salsa-Brujería, bajo el eslogan: Traiga riñón averiado y se irá bailando y coronado.

El nudo del cuento llegó con la siguiente confesión del primer ministro Manuel Marrero Cruz, destructor de la industria sin chimeneas en Cuba, pero que se despachó de lo lindo: "Lo realizado por el turismo demuestra que Cuba seguirá resistiendo y desarrollándose, con el apoyo de un pueblo que confía en su revolución". ¡Que Dios le conserve el olfato porque de vista y oído está muy jodido!

Juan Carlos García Granda, siguiendo la rima a su antecesor en el cargo, especuló: "Somos optimistas y confiamos en la recuperación del sector en el más corto plazo"; ¡y tanto!, además de ministro y comunista, el titular de Turismo oficia de Santo milagrero, cuando el tardocastrismo está en deuda con las familias de los más de 8.500 fallecidos por COVID y en vez de andar inventando chiringuitos de apartheid sanitario, debería ocuparse de los cubanos, mejorando asistencia e instalaciones que están descuajeringadas y muchos médicos, en vez de mirar a los ojos de los pacientes para ver qué les enferma, miran a sus manos a ver qué llevan.

La cumbancha cínica es fruto de una educación totalitaria que ignora o tergiversa la realidad, obliga a burócratas a contar mentiras tralalá y entroniza, en muchas de sus víctimas, el embuste oficial de la isla como destino único en el Universo; pero vayamos a las cifras de viajeros y a refrescar la memoria de Juan Candela.

Más de 450 mil turistas visitaron Cuba en los primeros cuatro meses del año; es decir, unos 112.500 al mes; cuando -solo en abril- República Dominicana fue visitada por más de 600 mil viajeros; México por más de cinco millones, por vía aérea y, si realmente están interesados en promover el turismo de salud, que pregunten en Bahamas, récord de la materia en el área.

Juan Candela olvidó que las vacunas contra el coronavirus siguen sin ser certificadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sigue a la espera de BioCubaFarma, y lo más grave, pretende desconocer que en los países emisores de turistas a Cuba, la inmunización masiva es una realidad contrastable; pero el tardocastrismo no debe perder la esperanza, porque siempre podría ofrecerse como cárcel del mundo, como hizo el desaparecido Alejandro Castro Espín a los yumas, optando a la gestión de la cárcel de la norteamericana Base Naval de Guantánamo, argumentando la dilatada experiencia castrista en manejo de reclusos.

Pero Juan Candela se quedó corto y careció de reflejos para lanzar dos novedosos programas con éxito fulminante garantizado: Turismo de ruinas y la creación de unos, dos, tres, muchos Museos etnológicos municipales, ahora que la base tendrá protagonismo sobre la superestructura y la resistencia creativa entrará en apogeo.

Turismo de ruinas consistiría en sendos paseos por La Habana y centrales azucareros, bombardeados por el comunismo de compadres; teniendo en cuenta que la pobreza cubana, a diferencia de la haitiana, es muy fotogénica y atrae a cuantos anormales que viven en democracia apoyan el desastre de Cuba, sin descartar que arquitectos y aparejadores del mundo podrían abrir un nuevo nicho de mercado, acudiendo a aprender técnicas de estática milagrosa.

Los Museos etnológicos municipales atesorarían catálogos de esperpentos, como los enarbolados en los desfiles del Primero de mayo, donde la picaresca popular dio rienda suelta a la resistencia creativa como el perfomance en poliespuma de la tumba de Fidel Castro en Guane, y la enfermera brujera de La Habana, a la que los zapaticos aprietan y las medias caladas le dan calor.

Como Gaesa ya es dueña de Habaguanex, S.A., las rutas por La Habana transcurrirían bajo la batuta del general López-Calleja que, ataviado como el pirata Roberto Baal y armado con un micrófono inalámbrico Michael Jackson style, declamaría: En esta calle de San Rafael -donde antes estuvieron la sastrería Jota Vallés, la joyería Cuervo y sobrinos y el vanguardista cine Rex Dúplex- ahora disfrutamos de la tienda "América Libre", que vende ropa usada, donada por quienes aun creen en la utopía posible.

Las excursiones por Ingenios canibaleados serían en carretas tiradas por bueyes, con Marrero Cruz de boyero, ataviado para la ocasión como Clark Gable en "Mogambo" y acompañado por el trovacosador Fernando Bécquer y el dúo Buena Fe, entonando: Eeeeeeeeehhhhhh, entra el año y sale al año, trabajo de sol a sol y cada día estoy peor, ¡compadre, que desengaño!

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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