Un brindis por la mujer del Almendares

El sistema falla cada vez que un cubano se quita la vida.


Este artículo es de hace 2 años

Esa mujer que golpeó el asfalto, lanzándose desde el puente sobre el río Almendares, es un tajo en el alma de Cuba. maltrecha de inxilios; como el suyo, aunque nunca haya gritado a favor o en contra del gobierno, pero sufriendo lenta agonía; con magulladuras dolorosas y exhalando en el hospital, cuya burocracia anotó otro óbito.

No sabemos cómo se llamaba, su edad, si deja huérfanos, donde vivía, donde creció, estudió, trabajó, amó y sufrió hasta el drama de elegir esa frontera, entre el Vedado y Kholy, para saltar a la nada, pero dejando un testimonio de desesperación, que duele del Cabo de San Antonio a la Punta de Maisí, donde las mujeres sufren la peor parte del drama colectivo de pobreza, desigualdad y represión.


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Todo suicidio es un grito, un reclamo, una culpa, una venganza de quien no pudo o no quiso seguir viviendo; pero necesitaba comunicar su partida, que es su forma de decir no me sigan, pero no me olviden; perdónenme, quiérame un poquito y quiéranse mucho, aunque yo no lo conseguí, pero me habría gustado.

Tampoco faltarán versiones interesadas en asegurar que estaba loca, que padecía de los nervios; incluso que se mató porque le negaron la visa para entrar a Estados Unidos; sonajeros habituales de Radio Bemba, cuando la sinrazón quiere evadirse y echa a andar enemigos rumores, silenciando zonas dolorosas. nunca atribuidas al socialismo, sino al adversario.

¡Qué mas da!, el sistema falla cada vez que un cubano se quita la vida; aunque policías y factores de su barrio anden ahora indagando sobre sus últimos días para favorecer un relato acomodaticio al poder, incluidas veladas insinuaciones sobre la personalidad de la suicida, por si llegara a ser conveniente asesinar su reputación, aun después de muerta.

Esa mujer sin nombre, tendida a la entrada del Bosque de La Habana; descalza y con las piernas abiertas, mientras otra la socorre, pudo ser cualquiera de los cubanos que sufren; pero fue ella; que eligió suicidarse entre el Primero de mayo y el Día de las Madres, cuando unos llorarán su trágica partida y otros cruzarán el Puente Almendares con flores, cake y besos.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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