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El Teatro Círculo de Nueva York visitará por primera vez España con un elenco en el que estará la actriz cubana Catherine Nuñez, radicada desde hace poco en Estados Unidos.
"La vida es sueño" -casualmente la primera obra con la que Catherine se presentó en La Gran Manzana-, llegará en julio próximo con una versión de Virtudes Serrano al Festival Iberoamericano del Siglo de Oro de la Comunidad de Madrid ‘Clásicos en Alcalá’ (los días 2 y 3 de julio); al Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro (los días 5 y 6); y al Festival ‘Fiesta Corral Cervantes’ de la Fundación Siglo de Oro, también en la capital española (el 8 y el 9).
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Esta escenificación de "La vida es sueño", de Calderón de la Barca, está dirigida por el español Mariano de Paco Serrano, pero tiene la singularidad de poner el debate entre el determinismo y el libre albedrío en boca de todos su personajes.
Según explica Catherine a CiberCuba en exclusiva, uno de los mayores atractivos de esta versión de “un clásico inmenso” es explorar la soledad y la vida en comunidad diversificando las voces de los actores porque “el verso es lo más importante”.
También resalta la artista que esta pieza, que tuvo su estreno mundial en Nueva York en noviembre pasado, logra borrar los géneros o la edad porque los intérpretes aparecen con sus cuerpos casi completamente cubiertos.
Catherine, que en la obra interpreta varios personajes, asegura estar “temblando como un papel” ante este “honor tremendísimo” que es poder cumplir uno de sus sueños: “ir a España a actuar como cubana”. De hecho, aunque ha trabajado con muchos españoles, no ha estado nunca en el país ibérico, del que tiene “mucha influencia”.
Para la nacida en La Habana, resulta “muy rico” que en esta obra clásica los textos sean dichos además por puertorriqueños, españoles o argentinos, porque esta mezcla de acentos le hará ver al público que “no importa de dónde venimos, sino que todos podemos sensibilizarnos y disfrutar con una misma obra”.
El camino autodidacta
Ahora, el hecho de no haber podido estudiar actuación formalmente en Cuba es “como un peso” con el que Catherine sigue cargando, pero “poco a poco” va doliendo menos porque ha entendido que “la vida te pone retos distintos a los que imaginaste”. “La vida quiso que mi escuela fuera el escenario”, dice esta talentosa actriz que siendo adolescente intentó cinco veces entrar a una escuela de Arte en la isla.
No obstante, el hecho de no pasar por la academia le ha permitido algo “maravilloso”: poder “escoger” su propia formación, y trabajar junto a personalidades, colegas, amigos, de los que aprende “cada día”. “Eso es lo que me ha salvado”, expresa con un tono de orgullo.
Pero, si bien “nunca hay un solo camino”, porque “hay muchos y puedes escoger el que tú quieras”, es algo que se logra trabajando “muy duro”, quizás “el doble que otros”.
Catherine cree que cuando actúa, se pone “completamente al servicio” del texto y del público. Sabe que quienes siguen apostando por el teatro tienen la sensibilidad para poder sentarse a disfrutar una obra en la que se verán reflejados en el otro y para “quedarse” con lo mejor que la experiencia les transmita.
Amén de que en el teatro uno puede escuchar poesía, filosofar, distanciarse de los problemas cotidianos o sumergirse en lo que está pasando en el escenario, es la gente que asiste la que lo mantiene vivo, comenta emocionada. “Sin eso, el teatro no tiene ningún sentido”, afirma esta defensora de una de las más antiguas tradiciones humanas.
En palabras de Catherine, el teatro es como esa comunidad en la que “todos nos estamos sintiendo vivos y espontáneos al mismo tiempo, uno al lado del otro”. “El teatro sana y puede salvar vidas”, concluye.
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