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Pedro Luis Boitel Abraham fue el cubano que desnudó políticamente -y por dos veces- a Fidel Castro Ruz, que ordenó manipular los resultados de los comicios universitarios de 1959, cuando apoyó a Rolando Cubelas, contra Boitel, a quien dejó morir en la cárcel, tras una huelga de hambre de casi dos meses.
La postura de Castro sorprendió a propios y extraños, conocedores de su animadversión hacia el Directorio Revolucionario 13 de marzo, como evidenció en su polémica carta a Ernesto Guevara, al que regaña, en 1958, por "estar cometiendo un grave error político al compartir tu autoridad, tu prestigio y tu fuerza con el Directorio Revolucionario (...) No tiene sentido aupar a un grupito cuyas intenciones y cuyas ambiciones conocemos sobradamente, y que en el futuro serán fuente de problemas y dificultades (..) soberbios y presumidos, que pretenden erigirse en fuerza militar autónoma para presentarse el día de mañana con toda clase de pretensiones..."
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Richard Heredia, miembro del Movimiento 26 de julio, del que fue su Secretario Estudiantil, combatiente del Ejército Rebelde, preso político del castrismo y exiliado, recuerda aquellos días, cuando las 255 organizaciones estudiantiles de base del Movimiento 26 de julio respaldaron a Boitel para presidente de la FEU, en reconocimiento a su trabajo que, con escasos recursos, había logrado conquistar el apoyo del 60% de los estudiantes universitarios de La Habana. Pedro Luis hizo un trabajo perfecto, sostuvo.
Pero Fidel Castro lo saboteó, ordenando a personas de su confianza irrumpir en la universidad y alterar los resultados, cuando se conoció que ya los del 26 habíamos ganado en tres escuelas (facultades) y que la tendencia era a favor de nuestra candidatura, recordó Heredia, en una entrevista con Martí Noticias.
CiberCuba no ha encontrado testimonios directos de Fidel y Raúl Castro ni Ricardo Alarcón, segundo de la lista de Cubelas, sobre los acontecimientos ni ha podido consultar el libro "En marcha con Fidel", de Antonio Núñez Jiménez, cuyo primer tomo abarca el año primero de la revolución castrista; mientras Rolando Cubelas Secades, vive exiliado en Miami, con la memoria perdida, a sus 90 años.
Boitel murió el 25 de mayo de 1972, tras una agonía de casi dos meses, sin doblegarse ante sus carceleros; y sus horas finales en una celda de la habanera prisión del Castillo del Príncipe, fueron narradas por su compañero de presidio político político Eduardo Figueroa (Maqueca) al Instituto de la Memoria Histórica Cubana y contra el Totalitarismo:
El día 45 de la huelga me pidió que le afeitara. Su rostro solo era piel y huesos, pecho hundido y pidiendo su bastón, reloj y estar tapado con una colcha que le había mandado su madre. Su respiración era cada vez más lenta. Apenas bebía agua porque le daba más nauseas. El día 50 vomitó sangre. Se enjuagó la boca pero sus dientes seguían manchados. Pidió un cigarro y preguntó la hora. Eran las 8.10 de la mañana. Le pedí permiso para solicitar asistencia médica, pero rehusó; pidiéndome que no olvidara hacerle llegar sus pertenencias a su madre y que me hiciera amigo de su hermano. Ese día, las moscas empezaron a rodear a Pedro Luis.
El 22 de mayo trató de hablar y no pudo. Tampoco orinó ni tomó agua. Del cigarrillo que le puse en la boca solo aspiró tres o cuatro caladas y lo rechazó. Al día siguiente, contraviniendo la voluntad del huelguista y asumiendo toda la responsabilidad, decidí llamar a las autoridades del penal. Horas más tarde llegaron dos funcionarios, un sargento y un oficial de nombre Valdés. Les mostré las condiciones en que se encontraba Pedro Luis a lo que Valdés respondió. “Efectivamente está muy grave….. informaré que está muy mal, que está grave, se puede ver a simple vista. Ahora bien, ya nosotros estamos cansados de Pedro Luis Boitel y de sus huelgas…lo que él pide no se lo vamos a dar. Si fuera por mí, se moría ahí mismo. Pero como yo no decido en este asunto, y este es un caso de arriba yo informaré al ministro….pero llévate la impresión de que se va a joder”.
El día 52 ha llegado. Pedro Luis no alcanza las 80 libras de peso, apenas un bulto en la cama. La galera inundada por un denso y respetuoso silencio. Después de nuevos reclamos, dos camilleros recogieron el moribundo cuerpo de Boitel. Eran las 4 y 40 de la tarde del 24 de mayo de 1972. Al día siguiente murió, en circunstancias no aclaradas; un teniente, de apellido Abad, comunicó la noticia a su madre, con groseras y ofensivas palabras.
¿Qué había hecho Pedro Luis Boitel Abraham para morir de hambre y sed en una cárcel? Cometió cuatro pecados: Ser combatiente clandestino, dirigente estudiantil y sindical anticomunista y católico, desobedecer una orden de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de julio para que cerrara la emisora de radio con la que transmitía desde Venezuela; en los años de lucha en la Sierra Maestra, y haber obligado a Fidel Castro a retratarse como opositor a elecciones democráticas.
Pero dejemos que sea José R. López, amigo y compañero de Pedro Luis Boitel, quien narre aquellas jornadas: Boitel venía ejerciendo como presidente de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería (AEI), por sustitución reglamentaria, de Marcelo Fernández Font, titular de la AEI, desde 1956, pero a quien sus responsabilidades como Coordinador Nacional del Movimiento 26 de Julio, le impedían ocuparse de los asuntos estudiantiles, designado a Boitel como presidente sustituto.
Poco antes de las siete y media de la mañana, del 17 de octubre de 1959, me encontré con Boitel, con un ejemplar de "Revolución"; con rapidez, viró el periódico hacia mí y me dijo “Fidel me traicionó”. Cogí el periódico,y leí su gran titular de primera plana: “No apoya el gobierno ni el M 26-7 candidatos a la FEU”.
Casi a las 10 en punto, Pedro Luis Boitel se paró frente al micrófono, cuando ya en los alrededores había como 200 estudiantes, pues desde antes habíamos corrido la voz de que él iba a hacer una importante declaración. Boitel simplemente dijo algo así como “Atendiendo a la petición hecha por el compañero Fidel yo renuncio a mi candidatura a la presidencia de la FEU y le pido a los estudiantes que voten por el comandante Cubelas, quien tiene todo mi apoyo" No hubo aplausos, sino consternación, pues era el candidato favorito de la gran mayoría de los estudiantes. Aunque yo me imaginaba lo que iba a decir, me sentí disgustado y frustrado.
Carlos Franqui, director del periódico Revolución y cronista cercano a Fidel Castro hasta que se exilió, cuenta en "Diario de la revolución cubana":
"Cuando Fidel y Raúl querían oponerle al comandante Cubelas, héroe del Directorio que usaron contra Chomón, a comienzos de aquel año (1959) y lo ´renuncian´ de vice de Gobernación (Ministerio del Interior), para que presida la universidad, los estudiantes, por gran mayoría, rechazan la maniobra y respaldan a Boitel, (Richard) Heredia y a los dirigentes del Frente Nacional de Estudiantes, rojinegros (Movimiento 26 de julio).
La universidad es punto clave; casa y madre de la revolución, Apoya radicalmente las transformaciones sociales y políticas, pero exige autonomía y elecciones; que están en su tradición. Chocan contra Fidel Castro, que no quiere elecciones de ningún tipo, que no está dispuesto a dar autonomía ni a conceder poder propio a ninguna institución, y menos a los estudiantes.
Dos grandes batallas del 59 son universidad y los sindicatos. Ambos apoyan al 26 y se alinean con las palabras de Fidel en Montevideo: Una revolución nueva, humanista, latinoamericana. Pan con libertad, pan sin terror. Abril no es septiembre para Fidel Castro, que ya ha ganado el tiempo suficiente y dado un giro de 90 grados. Ahora exige obediencia estudiantil, sindical y popular".
En el libro "Tres revoluciones que estremecieron el continente en el siglo XX. México, Cuba y Nicaragua", el historiador castrista Sergio Guerra Vilaboy, miente sin recato, calificando de unidad revolucionaria, la candidatura encabezada por Cubelas y Alarcón, a la que atribuye el triunfo por el "retiro" del aspirante Boitel, al que solo identifica con Acción Católica Universitaria; obviando la histórica vinculación del derrotado con el M-26-7 y la propia celebración de elecciones universitarias.
En 1972, muere de hambre y sed el preso Pedro Luis Boitel Abraham, con 41 años recién cumplidos -un perfecto desconocido para muchos cubanos educados bajo la égida de "Pioneros por el comunismo, seremos como el Che"; pero que -medio siglo después- asisten al encarcelamiento de jóvenes estudiantes por manifestarse pacíficamente el 11J y la lapidación del director de la revista Alma Mater por contar una Cuba diferente.
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