La empresa provincial de la industria alimentaria de Ciego de Ávila comenzó a elaborar galletas de sal, dulces y el pan liberado, empleando de harina de yuca que ella misma produce, ante la imposibilidad de obtener harina de trigo.
Esa es una de las vías que encontró la entidad para poder seguir funcionando, tras cerrar el 2021 con 35 millones de pérdidas.
Otra de las alternativas es la elaboración de producciones "no acostumbradas", como las frituras de harina, barras de maní y otros dulces, que se fabrican en polígonos de producción, que no son más que áreas de trabajo con fogones que trabajan con leña.
"Finalizamos el 2021 con 35 millones de pérdidas, ocasionadas, entre otros factores, por el notable incremento de los precios de las materias primas, cuyo costo subió desde 12 hasta 24 veces", informó Danys Enrique Cabrera Rubio, director comercial de la empresa, al periódico Invasor.
Según el directivo, el precio de la harina de trigo aumentó de 600 pesos la tonelada hasta los 9,739 pesos.
A pesar de la diversificación de las producciones, la empresa siguió con pérdidas desde enero a marzo de este año. No fue hasta abril, cuando el gobierno provincial la autorizó a subir los precios de sus productos tras la subida de los costos de las materias primas, que obtuvieron utilidades.
La empresa provincial de la industria alimentaria es solo una de las 27 entidades estatales en Ciego de Ávila que terminaron 2021 con números negativos, lo que viene a corroborar una vez más el fracaso del sistema empresarial estatal cubano, pese a los múltiples y fallidos intentos del régimen de convertirlo en el actor primordial de la economía nacional.
En abril, se conoció que una planta de Cienfuegos destinada al procesamiento de la yuca obtiene diariamente unos 560 kilos de harina de este tubérculo para el consumo humano y la elaboración del pan normado.
Según el semanario 5 de Septiembre, este "almidón resulta de gran utilidad en la sustitución de importaciones en la industria alimentaria, toda vez que puede reemplazar hasta el 30 por ciento de la harina de trigo utilizada en la elaboración de pan, galletas y repostería, además de emplearse como materia prima en la composición de embutidos cárnicos".
La mini industria, ubicada en una cooperativa de la Empresa Agropecuaria Horquita, en el municipio Abreus, inició sus producciones en octubre pasado y es la primera de su tipo en Cuba.
La planta, de tecnología colombiana y valorada en unos cien mil euros, debe procesar dos toneladas de yuca para obtener los más de 500 kg de harina.
El director de la cooperativa, Modesto Rodríguez Rodríguez, dijo que se están haciendo "otros ensayos con trabajadores por cuenta propia, que existen en el territorio, quienes elaboran pizzas y dulces".
Este "boom" de la harina de yuca podría estar influenciado por los consejos del teólogo brasileño Frei Betto, quien insistió en que los campesinos en Cuba debían producir y comercializar harina de yuca para hacer frente a la crisis alimentaria del país.
Aunque la harina de yuca es muy buena, por ejemplo, para elaborar productos destinados a personas con intolerancia al gluten, dado que la raíz naturalmente está libre de este componente, su consumo por quienes no padecen estas complicaciones debe ser moderado y en pocas cantidades, porque suele ser pobre en algunos nutrientes que necesita el organismo.
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