Bárbara Farrat Guillén, madre del manifestante del 11J Jonathan Torres Farrat, de 17 años, dijo que jamás pensó en quedarse callada mientras su hijo estuvo preso y que nunca le tuvo miedo al régimen cubano ni a los agentes de la Seguridad del Estado.
A pocos días de la excarcelación bajo fianza de Jonathan, en espera de un juicio, la valiente madre cubana dio una entrevista al medio independiente Cubanet en la que aseguró que la batalla no se termina hasta que todos los presos políticos de Cuba sean libres.
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“Todos sabemos que a Jonathan le están pidiendo ocho años de privación de libertad, se le está pidiendo por desorden público dos años y por atentado seis. Él salió bajo fianza y espera el juicio en la calle”, explicó Bárbara y añadió que tuvo que pagar 3,000 pesos por traer a su hijo a casa.
Recordó que durante los primeros días de estar recluido en prisión, Jonathan le explicó que el recuento de los reclusos era a las 4:00 am y que, desde ese momento, ella invariablemente se levantaba, hacía su primer café y se quedaba mirando la luna porque era lo único que los unía en esos momentos tan difíciles. También pedía a Dios que acompañara a su hijo, encarcelado durante más de nueve meses.
Narró que, luego, para intentar dormir de nuevo ponía el televisor en mudo, porque las letras le dan sueño y así no despertaba al bebé de Jonathan, que tras la detención quedó a su cargo. “Ayer se me quedó esa costumbre y cuando fui a coger el mando para encender el televisor lo vi acostado en la cama y fue una cosa que no pude parar de llorar y lo miraba durmiendo y decía, 'gracias Diosito' (...) parece que ayer por la madrugada fue que ya rompí aquel nudo, porque no ha sido fácil”, confesó.
“Esta Bárbara Farrat la provocaron ellos. Esta Bárbara que ni se conocía, ni conocía yo, la formaron ellos”, añadió en la entrevista y aseguró que no tuvo miedo a las amenazas y los chantajes de las autoridades, porque lo más importante fue siempre la libertad de su hijo y que el único temor que la acompañó durante estos meses fue que le sucediera algo a Jonathan en la prisión.
Señaló que son muchos los peligros de los presos políticos en los recintos penales del país, porque las autoridades carcelarias mandan a los internos comunes a que les den golpes, y recordó la vez que denunció que a un muchacho lo habían herido, porque la madre del joven no tuvo la posibilidad de hacerlo.
“Por todo esto es que no me voy a callar. Esta Bárbara que formaron ellos, sí se la tengo que agradecer a la Seguridad del Estado, al régimen (...). Les mando un mensaje muy grande a todas las madres, yo siempre he dicho que en la unión está la fuerza”, afirmó.
Destacó que si ella y las otras madres están libres es porque no tuvieron el valor de salir el 11 de julio con sus hijos y ahora solo les queda exigir su libertad definitiva por todos los medios posibles.
Dijo estar convencida de que si el gobierno soltó a Jonathan fue por la presión enorme que se hizo, al punto de que el caso del joven manifestante llegó hasta la Organización de Naciones Unidas (ONU).
“Él sufrió, pero está aquí afuera y no hay nada que no pueda arreglar el amor de una madre, el amor de su familia, el amor de su bebé. No hay nada que no pueda arreglar yo y 17 años de ser bien criado no me los van a joder en 10 meses la Seguridad del Estado o una prisión. No hay nada que no se pueda arreglar pero, hay que denunciar”, advirtió Bárbara al final de la entrevista.
La madre del 11J, devenida en activista por la libertad de los presos políticos, ha sido víctima constante del acoso y el hostigamiento de la policía política cubana. A pesar de padecer VIH y estar enferma de los riñones se ha convertido en una de las caras más visibles de la oposición cubana y ha hecho hasta lo imposible por tener hoy en casa a su hijo, menor de edad.
A mediados de abril pasado denunció que la policía política la mantenía sitiada en su vivienda y la amenazó con procesarla por desacato. Antes ya la habían obligado a firmar un acta de advertencia por una supuesta incitación a delinquir.
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