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Maquinista cubana en España gana premio a la Ferroviaria del Año

Sobre Cuba, indicó que echa de menos “a la familia, sobre todo. Soy la menor de seis hermanas y vuelvo siempre que puedo. También añoro el clima, sobre todo al principio... Recuerdo la primera vez como si fuera ayer; partir de La Habana con el termómetro marcando 31 grados y aterrizar en Madrid a 16".

Rosalina Reyes Gea y trenes de la compañía española Renfe © Renfe
Rosalina Reyes Gea y trenes de la compañía española Renfe Foto © Renfe

Este artículo es de hace 1 año

Rosalina Reyes Gea, licenciada cubana en Ciencias Físicas y maquinista de la principal empresa de transporte ferroviario de pasajeros de España (Renfe), ganó el premio “Ferroviaria del Año” que concede la revista especializada International Railway Journal (IRJ).

El premio, que reconoce a mujeres que destacan por “su liderazgo, visión, innovación y logros en la industria ferroviaria mundial”, le fue concedido por su labor formativa en Arabia Saudí, país en el que la compañía ferroviaria española lleva adelante un importante proyecto de construcción y gestión infraestructuras.

Durante su estancia en Arabia Saudí, Reyes Gea ha sido formadora de maquinistas para el Proyecto Haramain, que opera la línea de alta velocidad que une las ciudades santas de La Meca y Medina.

La también Máster en Óptica y Láser por la Universidad de La Habana fue distinguida por IRJ como Ferroviaria del Año, por su “trabajo de formación de maquinistas en Arabia Saudí, en lo que constituye un proyecto innovador para el país y su sistema ferroviario”.

Se trata de la primera edición del Women in Rail Awards (denominación oficial del galardón), con el que se pretende premiar anualmente a 12 mujeres que destaquen por “su liderazgo, visión, innovación y logros en la industria ferroviaria mundial”.

Para el director de IRJ, una de las publicaciones más prestigiosas del sector ferroviario en el panorama internacional “la industria del ferrocarril está haciendo muchos esfuerzos para cerrar la tradicional brecha de género existente”.

“Gracias a ello, muchas compañías se están beneficiando de tener una fuerza laboral más diversa. IRJ quiere, con este premio, poner el foco en los logros individuales de muchas mujeres, que de esta forma sirven de inspiración a las demás”, afirmó Kevin Smith.

Sobre su experiencia como formadora en Arabia Saudí, Reyes Gea aseguró a IRJ que “los estudiantes fueron jóvenes con gran entusiasmo por su trabajo. Mi mayor reto fue transferirles toda mi experiencia de la forma más adecuada, sin distraerles durante la conducción”.

Orgullosa se siente también por haber formado a 30 mujeres, que serán las primeras maquinistas en la historia del reino saudita, cuya religión predominante es el Islam y cuyas autoridades lo han convertido en el país más restrictivo del planeta en cuanto a lo que se refiere a la libertad religiosa.

Para formarse como maquinistas en el reino de Al Saud se presentaron 28.000 candidatas: “Muchas de ellas formaban ya parte de la plantilla de Renfe, como tripulación de a bordo y personal comercial. Quizá mi mayor contribución fue demostrarles que también ellas pueden ser maquinistas de alta velocidad en Arabia Saudí, igual que cualquier hombre”, indicó Reyes Gea, quien se graduó de maquinista en 2010 en España.

Antes de eso, en Cuba, la licenciada en Física había realizado un Máster y buscaba el Doctorado con un estudio “que abordaba la investigación con Patrones Moiré”, un patrón de interferencia que se forma cuando se superponen dos rejillas de líneas, ya sean rectas o curvas, con un cierto ángulo, y que tiene diferentes campos de aplicación, como el estudio de la fatiga de los materiales o procesos de captura de imágenes digitales.

Según relató en una entrevista publicada en el sitio oficial de Renfe, a raíz de su investigación contactó con su actual esposo, “un maquinista de Renfe que en su tiempo libre se dedicaba a la informática y conocía un método para el estudio de patrones, que resultó ser de gran utilidad para mi trabajo”.

“Entablamos relación de esa manera y entre medias surgió algo más que motivó mi decisión de vivir en España y tratar de homologar titulaciones para ejercer mi profesión. El proceso de homologación se prolongó dos años, tiempo en el que trabajé en el sector de control de calidad en la construcción (ensayos técnicos)”, dijo la maquinista de origen cubano.

Mientras pasaba el proceso de homologación de sus títulos, Reyes Gea fue conociendo mejor el oficio de maquinista. En 2008 “decidí presentarme a la segunda convocatoria abierta para matricularme en el curso de maquinista y obtuve plaza. Me formé como maquinista en la Escuela Técnica Profesional de Renfe en Barcelona, en un grupo compuesto por 75 alumnos, de los cuales solo 5 éramos mujeres”, contó.

Desde entonces, su camino profesional no ha parado de crecer. Iniciándose como maquinista en Rodalies, la empresa que gestiona el transporte de pasajeros de Cercanías en Barcelona, Reyes Gea pasó luego a formar parte de la plantilla de Mercancías, y posteriormente se incorporó a la Dirección de Viajeros, donde se ha puesto a los mandos de trenes de alta velocidad y larga distancia en los corredores Norte y Nordeste.

“Me gusta ponerme al mando de la máquina y entablar una relación estrecha con el tren y la línea a recorrer. Conocerlos y sentir que me apasiona llegar a destino mientras conduzco. La autonomía e independencia que otorga tener la vía por delante y disfrutar de paisajes al amanecer. Entre mis preferidos; el trayecto hacia León y la belleza de la montaña antes y después de llegar al túnel de Guadarrama. También circular por tierras riojanas, aunque mi recuerdo más preciado sea en una locomotora volviendo de Zaragoza rumbo a Madrid, sentí entonces que era el camino de vuelta a casa tras haber ejercido la profesión en otros lugares”, resaltó.

Sobre Cuba, indicó que echa de menos “a la familia, sobre todo. Soy la menor de seis hermanas y vuelvo siempre que puedo. También añoro el clima, sobre todo al principio”.

“Recuerdo la primera vez como si fuera ayer; partir de La Habana con el termómetro marcando 31 grados y aterrizar en Madrid a 16. Un frío pasajero, nada comparado con los 4 bajo cero de Miranda de Ebro, ciudad en la que viví los primeros meses. Recuerdo sentirme dentro de un congelador y, a pesar de la calefacción a potencia máxima, no hallar consuelo. Fue una aclimatación transitoria hasta vivir en Madrid, que también me pareció una ciudad fría pero ya no tanto”, rememoró en la entrevista de 2021.

Una anécdota: viajando con su esposo, también maquinista, en un coche por las carreteras de Cuba, se encontraron con un tren averiado sobre un paso a nivel, que impedía el paso de los automóviles.

“Ambos nos dirigimos sin pensárnoslo dos veces al maquinista y nos prestamos a ayudar en lo que fuera necesario. La camaradería surgió de manera inmediata y, con ella, el intercambio de experiencias, conocimientos y curiosidades”, relató.

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