El Fanguito como símbolo del fracaso comunista

Toda la farsa comunista se vino abajo en pocas horas en los barrios empobrecidos por el comunismo.

Casuchas en el barrio habanero de El Fanguito © Alejandro Basulto / Tribuna de La Habana
Casuchas en el barrio habanero de El Fanguito Foto © Alejandro Basulto / Tribuna de La Habana

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Este artículo es de hace 2 años

El fango llegó hasta los techos de las insalubres viviendas de El Fanguito, en pocas horas y tras casi un año de baba sin quimbombó, repartida por el presidente Miguel Díaz-Canel y los burócratas que desgobiernan La Habana, asustados desde el 11J y empeñados en curitas de mercurocromo para un cáncer que ha hecho metástasis del Cabo de San Antonio a la Punta de Maisí.

Doce quinquenios y medio no han bastado para que la revolución de los humildes eliminara barrios como El Fanguito; al contrario, los ha multiplicado, y teniendo que darles Libreta de racionamiento y DNI, tras el aldabonazo del 11J e intentar comprarlos con remiendos de Papier-màché y ordenando a la Oficoda que los surta para callar bocas hambreadas.


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Hace años que los vecinos de El Fanguito debieron ser trasladados a un asentamiento nuevo, alejado de las márgenes del río Almendares; pero Fidel Castro no lo hizo y sus continuistas tampoco, ilusionados con las mentiras en las paredes del barrio sobre revolución y socialismo y el fingimiento de los necesitados vecinos, cuando aparece la corte de mentecatos dirigentes nacionales y habaneros que -en medio de la desgracia de la capital cubana- no tuvieron otra ocurrencia que aludir a su antigüedad como causa de los derrumbes.

Los cuadros de la factoría Machado Ventura -uno de los personajes más negativos del siglo XX cubano- solo sirven para rebuznar y guataquear a los jefazos y -como son necios- desprecian cuanto ignoran, que es mucho; porque en todo el mundo, incluida América Latina, hay ciudades con mucho más años que La Habana y ninguna sufre un deterioro similar.

Toda la farsa montada en torno a El Fanguito y otros barrios aplastados por el comunismo se vino abajo con las lluvias recientes, porque el tardocastrismo no quiere sacar de la pobreza a los cubanos; sino mantenerlos dependientes del estado jinetero, que solo reacciona cuando se ve con el agua al cuello.

La lluvia, huracanes, ciclones, tornados, rabos de nube y otros fenómenos meteorológicos destructivos ocurren en todo el mundo, no solo en Cuba, donde solo desnudan la inclemente y crónica pobreza comunista, que ha reducido a ruinas una ciudad que fue modelo urbanístico, con gran esplendor durante las dos grandes guerras mundiales; debido al sentido patriótico de la burguesía, que reinvertía en la ciudad, incluidas las mansiones que ahora habitan Díaz-Canel, Luis A. Rodríguez López-Calleja, Manuel Marrero Cruz y las máximas autoridades de La Habana.

El simbombazo del Saratoga, que costó 46 vidas y 99 heridos, sigue sin aclararse y esta es la enésima vez que el castrismo anuncia planes fantásticos para El Fanguito, un barrio de gente noble y empobrecida que -jamás- ha interesado a la casta verde oliva y enguayaberada, a salvo de las lluvias y otras inclemencias, pero no de la justa ira del pueblo cubano, que acabará sepultándolos.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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