Mireya Jiménez Calzada, una anciana de Trinidad que suele denunciar en redes sociales la realidad de Cuba, mostró su indignación por la realización de carnavales en su municipio, en medio de la crisis actual por la que atraviesa el país.
Mireya, de 62 años, compartió un video en el que cuestiona la actitud de sus compatriotas de estar celebrando fiestas populares cuando tanta gente la está pasando mal.
La mujer precisó que ella vive a dos kilómetros de Trinidad y a la misma distancia de Casilda, y en su casa se escuchaba la música.
"Yo me pregunto hasta dónde llega la dignidad y la vergüenza de mi pueblo. Qué desvergonzados y desprestigiados son. Trinidad se merece ser más esclavos que los esclavos que pusieron cada piedra en los monumentos", dijo.
"Cómo voy a celebrar yo un carnaval, quién tiene alegría con la pelota de gente que hay presa, que gritaron por mí y por cada trinitario. Como tú vas a celebrar un carnaval, con un pueblo muriéndose, sin un hospital con dignidad para que te atiendan, sin comida, sin medicamentos, sin nada", subrayó.
La anciana relató que aunque ama su pueblo, siente vergüenza de salir a la calle por lo sumisos que son sus habitantes, y recordó que en otros pueblos de Cuba la gente ha salido a gritar y a exigir que le pongan la corriente.
"Trinidad se merece la esclavitud completa. Aunque pague yo con todo el mundo, se merece que le tumben la corriente una semana, y una semana sin agua, y con menos comida que la que hay, porque lo que están es apoyando la dictadura", señaló.
Mireya pidió la libertad de todos los presos políticos y recalcó que "mientras que exista un solo preso, aquí no hay alegría".
A comienzos de mes, la anciana alertó a personas e instituciones que pensaban enviar ayuda humanitaria a los afectados por las lluvias de esos días, que sus donaciones irán a parar a manos del gobierno y no de las personas.
Jiménez compartió un video para advertir a las personas de buena voluntad que desde el extranjero deseaban ayudar a los damnificados, que no lo hagan a través de la vía estatal.
"No se vuelvan locos en el extranjero, ni instituciones, ni religiones, nadie se vuelva loco, en mandar ayuda humanitaria a no ser que vengan derechito a la casa de la persona damnificada, y le entreguen lo que le quieran dar", pidió la mujer.
También recomendó suspender ayuda humanitaria que no vaya directamente a la población.
"Que nadie mande nada a manos de la dictadura. Ellos lo cogen, lo meten para las tiendas MLC, lo meten para las tiendas de productos industriales y lo revenden a los precios que les da la gana. Lo sé porque soy testigo", aseguró.
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