El gobierno hondureño juramentó el pasado jueves como nueva embajadora de ese país en Cuba a Olivia Zúñiga, hija de Berta Cáceres, renombrada activista medioambiental asesinada en 2016.
“La presidenta @XiomaraCastroZ, juramentó hoy a @OliviaMarcelaZ1, como la nueva embajadora de Honduras ante la hermana República de Cuba. El gobierno de la presidenta Castro, fortalecerá las relaciones de amistad y cooperación con el pueblo cubano”, informó en Twitter la Secretaría de Prensa de la Presidencia hondureña.
Zúniga sustituirá a Andrés Pavón, quien en febrero de 2015 fue nombrado embajador de Honduras en La Habana, durante el gobierno que presidió Juan Orlando Hernández, según precisa un reporte de la agencia EFE.
Olivia Zúñiga, de 32 años, es abogada y fungió como diputada al Congreso Nacional de Honduras por el Partido Libre.
Su madre, Berta Cáceres, fue una líder indígena lenca, feminista y activista medioambiental hondureña.
Cáceres organizó al pueblo lenca, la mayor etnia indígena de Honduras, en su lucha contra la represa de Agua Zarca. La construcción estaba prevista en el noroeste del país en el Río Gualcarque, sagrado para las comunidades indígenas y vital para su supervivencia, según se lee en un obituario publicado por BBC Mundo.
En julio de 2021, David Castillo, directivo de la compañía DESA, vinculada a la construcción de la represa, fue declarado culpable de ser el autor intelectual del asesinato de Cáceres.
Castillo resultó la octava persona condenada por la muerte de Cáceres, ocurrida en la ciudad de La Esperanza, en el departamento de Intibucá, en el occidente de Honduras.
El 25 de mayo pasado, la difunta activista fue declarada Heroína Nacional por el Congreso Nacional de Honduras.
Cáceres dejó a su muerte cuatro hijos que, de diferentes maneras, han tratado de continuar su legado de resistencia y defensa de los derechos de las mujeres, las minorías y las comunidades indígenas.
“Nos comenzamos a meter demasiado, al punto de no querer ir a estudiar, y Berta no nos soportaba dentro. Queríamos ser como ella. Y mi madre entendía, pero no quería exponernos. De algún modo éramos su punto débil”, rememoraba Olivia Zúñiga, en un artículo de 2107 de The New York Times que repasaba la herencia dejada por su madre.
A finales de mayo, Pavón, el embajador saliente, informó que la sede diplomática en La Habana estaba a punto de ser desalojada por falta de pago desde comienzos de año.
De acuerdo con el funcionario, el gobierno de la izquierdista Xiomara Castro no había hecho caso a sus reclamos, y en ese momento acumulaban una deuda con el régimen cubano de $24.000 dólares, equivalentes al pago de cinco meses de renta de dos inmuebles en la isla.
Pavón dijo que desde noviembre, cuando tomó posesión la actual mandataria, hasta el cierre de mayo, la embajada ha acumulado la deuda y ha vivido “una presión que solo la podemos soportar porque hemos sido resilientes y nuestra práctica en la vida ha sido vivir bajo presión”, apuntó.
Fuentes de la Cancillería hondureña indicaron que Pavón puso su cargo a disposición por este asunto.
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