Mailén Díaz Almaguer, única sobreviviente del accidente aéreo de 2018, está siendo amenazada después que denunciara el abandono del gobierno hacia su persona e hiciera un pedido público de recursos y medicamentos que necesita para vivir.
Las mafias no pueden negar su naturaleza pandillera y siempre, siempre, actúan como sicarios, sin empatía y sin sentimientos.
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Diariamente, Mailén necesita seis sondas, seis pares de guantes talla M, Lubricante Estéril y una Nitrofurantoina para poder orinar, si no, se muere. Y ni eso le puede garantizar el Ministerio de Salud Pública.
Los funcionarios se lavan las manos y les dicen “no hay para nadie”, que es lo mismo que decir “no hay para los cubanos de a pie”, porque sabemos que a los extranjeros que vienen a hacer turismo de salud y a los mandamases de la isla no les falta de nada.
Pero a los gendarmes de la "revolución" no les importa eso. ¡Qué se puede esperar de aquellos para los que la prioridad es que hasta los enfermos aguanten callados viendo cómo se deteriora su salud!
El accidente pasó, en primer lugar, porque Cubana de Aviación rentó un avión a Global Air -también conocida como Damojh-, una compañía mexicana bajo investigación por serias violaciones a protocolos de seguridad.
No crean que nos hemos olvidado de que en todo esto hay mucho de incompetencia y de negligencia del régimen cubano.
También recordamos la reticencia de las autoridades de la isla a pagar indemnizaciones de las que aun hoy muy poco o nada se sabe, y de las presiones a familiares para evitar que conocieran qué fue lo que mató a sus seres queridos.
No vayan a pensar por un segundo que nos tragamos la nota de dos párrafos mal redactados del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba que, un año después de la tragedia, culpaba a los pilotos muertos en el siniestro y daba como “la causa más probable del accidente” las “acciones de la tripulación y sus errores en los cálculos de peso y balance, que conllevaron a la pérdida de control y desplome de la aeronave durante la etapa de despegue”. Una nota que fue criticada hasta por un expiloto de Cubana.
Todavía resuenan en nuestros oídos las declaraciones de Néstor Hernández, el jefe de mantenimiento de la compañía Global Air, tras el accidente: "Les dije que el avión no podía volar".
Y no se nos olvida que uno de los abogados que representaban a los familiares de las víctimas del siniestro dijo que “nunca había visto un caso similar con tantos errores administrativos ni en África, ni en Asia, ni en ningún sitio. Los cubanos están siendo tratados como ciudadanos de cuarta".
¡112 personas murieron ese día, muchos de los cuales eran conocidos y vecinos nuestros!
Mailén tiene todo el derecho de reclamar lo que le pertenece, especialmente cuando en ello le va la vida. Vergüenza debería darles a quienes hoy pretenden intimidarla detrás de perfiles falsos en redes sociales de que el Estado cubano no sea capaz de garantizar los recursos mínimos a la única persona que vivió para contar una tragedia que enlutó a la nación cubana, y de la que probablemente nunca nos recuperemos del todo.
Hay que ser muy miserable para llamar desagradecida a una joven para quien la vida es un acto de sacrificio desde aquel fatídico 18 de mayo.
¿Agradecer qué? ¿Qué tiene que agradecer Mailén? ¿Andar en silla de ruedas, depender de fármacos por el resto de su vida o no poder hacer sus necesidades tranquilamente como cualquiera de nosotros?
Cómo es posible que el presidente designado de Cuba nunca haya tenido la deferencia de ir a verla, después de todo lo que ha pasado y aún pasa esta joven cubana, especialmente cuando sí ha podido reunirse en varias ocasiones con extranjeras que defienden sus privilegios en un país que hace mucho tiempo dejo de ser para los cubanos.
Hipócrita y bien, Díaz-Canel, y te llevaron suave. A ti no te quieren ni los que te pusieron en el poder. Y del apoyo de la gente, ni hablemos, pues no ha existido apelativo más despreciable que el que el propio pueblo te ha puesto.
Con Mailén está todo el mundo; contigo, presidente de unos pocos, ¿quién está?
Haz tu trabajo y deja de actuar como un niño rechazado. Y no intentes salvar responsabilidades: si el asedio contra Mailén continúa es porque tú lo permites, o porque ni siquiera tus seguidores te respetan. No se puede ser un autócrata y, al mismo, estar libre de culpas.
Es asqueante ver a tu claque abalanzarse contra una enferma porque ha denunciado tu incapacidad e incompetencia para brindarle una calidad de vida mínima.
¿No les da pena que ni guantes haya en Cuba, que solo se invierta en Salud poco más del 1% de los ingresos del país mientras los militares no paran de construir hoteles y de importar carros para el turismo y para la represión?
Mailén no tiene nada que agradecer, como no sea el apoyo que ha recibido de los cubanos que la quieren, incluido el del personal de salud que ha estado a su lado desde el día uno y que también son pueblo.
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