El primer ministro Manuel Marrero Cruz evidenció, en Playa Larga, el desastre urbanístico, medioambiental y demográfico de Cuba y la debilidad creciente del dúo Sacapuntas; temeroso de provocar otro estallido como el 11J y buscando agradar a los cubanos, haciendo vista gorda de ilegalidades y violaciones, en aras de que los empobrecidos y desiguales no derroquen al acobardado gobierno.
La escena cumbre muestra a un derrotado primer ministro lamentando la indisciplina urbanística de algunos pobladores de Playa Larga, a los que se ha permitido hasta "tener su negocito", pero se siguen produciendo irregularidades urbanísticas, violando las normas establecidas, que no entiende ni respeta la pobreza y desigualdad que asola a la mayoría de los cubanos.
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El sirviente del general Luis A. Rodríguez López-Calleja -que nunca da la cara- no apareció como el mentecato jorocón que agredió a médicos, enfermeras y demás personal sanitario, en medio del pico de la pandemia de coronavirus; sino como un burócrata vencido por la tozuda realidad y reflejando el miedo del gobierno a actuar contra los cubanos y provocar otro estallido, como el 11J; cuando la ley establece las sanciones a aplicar ante cada irregularidad.
Marrero emitió una queja, más que una crítica y ni siquiera tuvo el coraje cívico de advertir claramente que los violadores de la ley serían sancionados; así de caliente deben estar los partes diarios de la Contrainteligencia, para que el primer ministro casi suplique a quienes infringen la ley que no lo sigan haciendo; el uso de la palabra coño, dejó claro que los gobernantes cubanos tienen miedo, mucho miedo; hasta el punto de andar pasteleando con pequeños pecados y comprando adhesiones fingidas con vanos y costosos empeños en El Fanguito y La Güinera o regalando carnés de identidad y Libreta de racionamientos a pobladores de asentamientos alegales.
Obviamente, si mañana apareciera un financiador externo tipo URSS o Hugo Chávez, o la administración Biden volviera al embullo Obama, la dictadura no tardaría en desalojar y sancionar a los infringidores de la Planificación Física, especialmente en zonas con potencial turístico como la Ciénaga de Zapata, pero la Magdalena no está para tafetanes y el cóctel cárcel y hambre de alimentos y medicinas con apagones prolongados, aconseja desinflamar, aparentando tolerancia.
El general Samuel Rodiles Planas, presidente del Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo (OTU), debió llevarse las manos a la cabeza ante tanta tolerancia del jefe de gobierno que, de un tirón, convirtió en pólvora mojada la legalidad vigente, por razones políticas, y su reciente mensaje por el 62 aniversario de la creación de la Planficación Física en Cuba.
El 19 de mayo, Rodiles Planas, escribió: "El Ordenamiento Territorial y Urbano seguirá siendo la vía para alcanzar un desarrollo sostenible de los territorios y el fortalecimiento de nuestros asentamientos humanos, sin dejar a nadie atrás..."; pues Marrero se ha cargado en una visita, lo que ha costado años de estudios y trabajos urbanísticos.
La vulneración de la Constitución y las leyes es una constante del castrismo por su carácter totalitario y quizá por aquello de que en casa del herrero, cuchillo de palo; el líder de la revolución cubana se gradúo de Derecho en la Universidad de La Habana y ejerció por un breve período la abogacía; pero impuso una dictadura que -entre otros males- violenta procedimientos y normas en favor de objetivos políticos cortoplacistas.
Los errores urbanísticos, medioambientales y demográficos se pagan en el futuro y el tardocastrismo parece decidido a deteriorar Cuba hasta el borde del exterminio, con el objetivo de que el primer gobierno democrático pague una elevada cuota de impopularidad, intentando arreglar el desastre, con medidas que no siempre serán populares porque -durante 63 años- muchos cubanos han padecido las ocurrencias de los sucesivos jefes del descampado.
Tantos desastres y cobardía evidencian la idea perversa del socialismo próspero y sostenible que proclamó el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al asumir el cargo y, desde entonces, Cuba retrocede imparablemente y la nefasta herencia recibida de los hermanos Castro Ruz no es justificativa porque cuando alguien asume las máximas responsabilidades, se hace cargo de lo bueno, lo regular y lo malo y ya no vale mirar atrás, sino adelante; pero esa lección no se enseña en la Ñico López, convencida de la inmortalidad de sus fundadores.
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