Tripulante de avión venezolano-iraní retenido en Argentina se hizo un cambio de rostro en Cuba

En la tripulación de la aeronave varada en Argentina hay uno que "inclusive se operó, para cambiarse la cara en Cuba", otro que es un presunto traficantes y armas y el capitán que se cree estuvo involucrado en la muerte de 85 personas por terrorista en 1994.

Avión de Emtrasur, subsidiaria de la estatal venezolana Conviasa © Twitter / Fiscalía Paraguay
Avión de Emtrasur, subsidiaria de la estatal venezolana Conviasa Foto © Twitter / Fiscalía Paraguay

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Este artículo es de hace 2 años

Un miembro de la tripulación del avión venezolano retenido en Argentina hace tres semanas por sus presuntos vínculos con organizaciones terroristas iraníes, se sometió a una operación de cambio de rostro en Cuba.

El avión, un Boeing 747 con matrícula YV3531, perteneciente a la subsidiaria de Conviasa, Emtrasur Cargo, está envuelto ahora en un escándalo geopolítico que involucra, entre otras naciones, a Venezuela, Irán, Argentina, Paraguay, Estados Unidos Israel y Cuba.


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La tripulación, conformada por 14 ciuadadanos venezolanos y cinco iraníes, fue puesta en custodia temporal en un hotel y sus pertenencias fueron incautadas por las autoridades de Argentina. La nave transportaba piezas de BW desde México y aún se inspecciona la carga.

Captura de Radarbox

¿Por qué hay sospechas de nexos con el terrorismo? La tripulación era demasiado numerosa para un avión de cargo, además de que parte de ella era iraní, lo que hace saltar las alarmas de las autoridades argentinas cuando aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.

Otra cuestión es que el avión fue adquirido por Venezuela de manos de Mahan Air el año pasado y lo recibió solo en enero. Mahan Air es la aerolínea iraní que, de acuerdo con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, es “una herramienta para difundir la agenda desestabilizadora (de Irán) en todo el mundo, incluidos los regímenes corruptos en Siria y Venezuela, así como los grupos terroristas en todo el Medio Oriente”.

En una nota citada por EFE, Irán declaró que las acusaciones contra los tripulantes son "vanas e infundadas" y no se corresponden "con el antecedente de relaciones amistosas" entre Teherán y Asunción.

La tercera razón para desconfiar es que el capitán de vuelo es Gholamreza Ghasemy. Según el jefe de inteligencia de Paraguay Esteban Aquino en declaraciones a AFP, no se trata de una coincidencia con el nombre de un terrorista iraní, sino que el capitán es, de hecho, miembro de la Fuerza Quds, una división de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) especializada en operaciones de inteligencia, y tiene vínculos con la organización terrorista Hezbolá.

Lo anterior figura en un informe del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que EE.UU. puso en manos del gobierno argentino y que precipitó la imputación de cargos contra el presunto terrorista el pasado 22 de junio.

Gholamreza Gashemi está acusado de estar detrás del atentado en 1994 a un centro israelí en Buenos Aires, que dejó un saldo de 85 muertos y 300 heridos. De ahí el interés de Israel en este caso.

También influyó otra investigación realizada por Paraguay tras el despegue de la aeronave en su territorio en mayo pasado. Este miércoles, el presidente de ese país, Mario Abdo Benítez, confirmó que la nave aterrizó en su país en mayo y que una investigación determinó que, en efecto, parte de los tripulantes está vinculada al terrorismo por lo que todos están bajo investigación.

"La inteligencia paraguaya hizo un gran trabajo para poder determinar la peligrosidad de este vuelo y, desde que Paraguay informó y alertó, se pudieron hacer las averiguaciones", aseguró Abdo Benítez. El mandatario adelantó que pronto saldrán a la luz detalles de un miembro de la tripulación quien, "inclusive se operó, para cambiarse la cara en Cuba".

Según datos de la inteligencia paraguaya, hay sospechas de que el Primer Oficial, Mahdi Museli, tendría lazos con Hezbolá, por presunta participación en operaciones de suministro de armas y transporte de militantes entre Irán y Siria, informa el sitio SimpleFlying.

Todo esto se suma la conexión del Boeing 747 con Cuba, uno de los países en la lista del Departamento de Estado de EE.UU. de los que no cooperan en la lucha contra el terrorismo.

Captura de Facebook / Amantes de la aviación.

De acuerdo con declaraciones de usuarios en el grupo Amantes de la aviación, la misma aeronave viajaba con frecuencia a Cuba. No solo “nos visitó hace poco", sino que “nos visitaba tres veces por semana, era asiduo a La Habana”, dialogaron.

Otro los secundó y mostró en los comentarios una captura de un radar de vuelo que mostraba el trayecto muestra el trayecto entre Caracas y La Habana con fecha del 4 de mayo de 2022.

Todo apunta a que las actividades de cargo de la aeronave y la propia subsidiaria de Conviasa sean la fachada de una operación a gran escala que incluye terrorismo, espionaje y delitos similares.

La polémica del avión ha impactado a otros tres vuelos de Cuba hacia Argentina. En estos momentos, ciudadanos argentinos se encuentran varados en la Habana porque su país retiró licencias a Cubana de Aviación para operar en su territorio. La razón es que la aerolínea cubana está volando al país sudamericano con aeronaves arrendadas a la estatal venezolana Conviasa, la misma bajo la lupa por complicidad con el terrorismo.

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