La insoportable levedad de López-Calleja

La muerte de uno de los preferidos, acrecienta la soledad política de Raúl Castro.

General de División Luis Alberto Rodríguez López-Calleja © Cubadebate
General de División Luis Alberto Rodríguez López-Calleja Foto © Cubadebate

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Este artículo es de hace 2 años

La muerte del general de división Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, derrotado por el cáncer de pulmón, obliga a una recomposición del tardocastrismo, deja huérfanos al primer ministro Manuel Marrero y a Raúl "El Cangrejo" Rodríguez Castro; provocará reajustes en GAESA y el MINFAR, alivia al presidente Miguel Díaz-Canel y refuerza el sector contrario a un entendimiento con Estados Unidos, liderado por Ramiro Valdés, y como defendía el fallecido, que murió sancionado por Washington.

Las crónica de Indias y la jacarandosa blogosfera cubana pintaba al muerto como un genio financiero pragmático y muy mala persona, cada vez más dependiente de la fuma, licores finos y pastillas para potenciar la erección de su disminuido pene, por la agresividad de los tratamientos oncológicos, pero no consiguió frenar el incremento de la pobreza y desigualdad en Cuba, harta de figurines y experimentos aplazadores de la democracia y la lógica económica.


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Raúl Castro se resistirá a hacer cambios de calado, apostando por los mínimos indispensables que le aseguren dividendos económicos y la lealtad incondicional de los elegidos, como ya hizo en las jefaturas de los ejércitos, unidades de designación directa y relevando a Leopoldo Cintras Frías con Álvaro López Miera al frente del MINFAR. Pero el hombre propone y Dios dispone que uno de sus preferidos muera con 62 años; y la bancarrota del tardocastrismo y el chance Biden aconsejan aprovechar la desgracia para reequilibrar poderes y corrientes internas.

Aunque la noticia haya sorprendido a Cuba, la casta verde oliva y enguayaberada llevaba meses trabajando con la hipótesis de la ausencia de López-Calleja, como confirmaron la asignación del general de cuerpo de ejército Joaquín Quintas Solá a la atención directa de GAESA, la reincorporación al Buró Político del general de cuerpo de ejército Ramón Espinosa Martín y espaldarazo público, el Primero de Mayo, de Raúl al presidente Díaz-Canel, desgastado en tiempo récord.

La veterana trinidad formada por Raúl, Ramiro Valdés y José Ramón Machado Ventura, una orden del Comandante en Jefe, sale reforzada con el fallecimiento de López-Calleja; aunque el primero y el tercero sigan mirando de reojo al segundo, que ha multiplicado sus comparecencias públicas desde el 11J y nunca ha apostado por un arreglo con Estados Unidos que lesione el patrimonio de la revolución cubana. ¡Policía y figura, hasta la sepultura!

Marrero tiene el apoyo de Raúl Castro, que siempre lo protegió hasta de las denuncias de la Contrainteligencia Militar, como cortesía a su ex yerno. Sin embargo, carece de talento político, no cuenta con el aprecio de muchos ministros y miembros del Buró Político, los habaneros lo repudian por el palacete que ocupa en Siboney y los médicos y personal sanitario, por sus ataques durante la pandemia de coronavirus. Su suerte será decidida entre la añeja trinidad citada, Díaz-Canel y los tres principales jefes de las FAR, aunque ahora no harán ningún movimiento extraño en el tablero, como establece la liturgia tardocastrista.

En GAESA las quinielas pasan por la vicepresidenta, primer coronel Ania G. Lastres Morera, miembro del Comité Central, pero sin el empuje y capacidad necesarios para ser la número uno; hándicap que comparte con el contralmirante Raúl Finalé Sánchez, hombre de la máxima confianza de Raúl Castro, quien tendrá que decidir, además, si mantiene militarizada la economía cubana o la destiñe -gradualmente- de verde olivo, pretextando las sanciones norteamericanas contra el estamento castrense.

El presidente de Gaviota, Carlos Miguel Latuff Carmenate, y su segundo Frank Oltuski Rodríguez, ambos coroneles y con prestigio por su gestión y cercanía con subordinados y trabajadores, especialmente el segundo, podrían ascender a las máximas responsabilidades; siempre que el consejo de ancianos y Díaz-Canel no apuesten por Perla, hija del general de división Ulises Rosales del Toro y ejecutiva de Habaguanex, o se inclinen por el actual ministro de Comercio Exterior y para la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca Díaz, general en la reserva, oficial de la extinta Dirección General de Inteligencia (DGI), siempre que haya superado sus problemas de salud.

La fórmula "Rodriguito" obligaría a buscar un sustituto porque la viceministra primera Ana Teresita González Fraga ostenta la condición de Embajadora vitalicia, pero tiene menos luces que un semáforo, y no es seguro que Díaz-Canel sacrifique a un hombre que le sirve de equilibrio ante Marrero y la cúpula del MINFAR, que hoy brindará en silencio por la partida del "Cabezón", y hasta enjugará algún puchero, abrazando al "Cangrejo", ya solo amparado por su abuelo y hasta que muera, como ha ocurrido desde chiquitico.

Otro hombre en las quinielas es el exministro y exmiembro del Buró Político, Marcos Portal León, sobrino político de Raúl Castro, que lleva varios años a la sombra de GAESA, y se ha ocupado, con su habitual eficacia, de los negocios del complejo militar-empresarial en Angola, país clave para el despegue del sistema empresarial de las FAR, liderado por el general de cuerpo de ejército Julio Casas Regueiro, mentor y jefe de Luis A. Rodríguez López-Calleja, que inició su carrera militar como chofer de Rosales del Toro, brillante jefe de Estado Mayor General.

Alejandro Castro Espín contendrá la inmensa alegría que lo embarga, no solo por sus broncas con su entonces cuñado López-Calleja, en defensa de su hermana Déborah, sino porque tuvo que soportar callado la humillación que sintió cuando su padre prefirió al maltratador de su hija antes que a él, pese a haber logrado una buena sintonía con los negociadores norteamericanos, durante el embullo Obama.

La conversión de la extinta CODESEN en un poder paralelo dentro del tardocastrismo, su responsabilidad en los ataques sónicos contra diplomáticos estadounidenses y canadienses y su impopular política de cuadros en el MINFAR y el MININT anulan sus ambiciones políticas, dejándolo en el papel de Fredo, cuando pudo haber sido Michael y ni siquiera consiguió ser Santino Corleone.

Luis Alberto lo tuvo todo: general de división sin guerras, miembro del Buró Político sin méritos partidistas, diputado por Remedios, donde no lo conocían ni a la hora de almorzar porque volaba directo de La Habana a Cayo Las Brujas; y cajero-pagador de Birán, S. A., el mejor negocio de los Castro Ruz en toda su historia.

Pero Caronte atracó este viernes en su muelle de lujo, acompañado por los fantasmas de Fidel y Chávez que, en el viaje, irán contándole dónde el jején puso el huevo, evitarán comentar lo débil que vieron a Raúl y tratarán de empujar la barca desde el espigón más solitario del mundo.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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