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Trabajadores del sector privado que arrendan locales al Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) en La Habana deben ofrecer sus servicios sin electricidad, lo que afecta la atención a los clientes.
"Esto es una falta de respeto con la cantidad de dinero que nosotros generamos", dijo un trabajador por cuenta propia al periódico independiente 14ymedio.
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Las tiendas estatales ubicadas en las calles Neptuno, Galiano y Monte son las que más dificultades pasan, sin embargo quienes arrendan locales a personas naturales pueden utilizar la electricidad para iluminarse o refrescar el calor del sofocante verano cubano.
"Esto es una cueva, esta pobre gente está trabajando aquí sin un ventilador y nosotros, los pobres clientes también, que cada vez que entro a una de estas tiendas salgo chorreando sudor", subrayó una clienta.
Los arrendadores de locales en tiendas estatales deben buscar alternativas para venderle a la población sus productos, como iluminarse con las linternas de sus móviles, y así sortear los apagones que afectan a la población y las medidas de ahorro impuestas por el gobierno.
"No hay corriente porque apagan el interruptor", es la justificación que le dan a los trabajadores privados, que a pesar de sus reclamos deben sufrir las consecuencias de una orden dada "desde arriba".
Algunos cubanos sostienen que a estos trabajadores privados deberían pagarles una prima por peligrosidad, porque se pasan horas hacinados en locales sin condiciones de salud laboral y sin nadie a que solucione sus problemas, a pesar de que trasladen las quejas.
"Yo solo he estado un momento aquí y salí con falta de aire, no sé cómo pueden pasarse horas aquí dentro, la verdad", aseguró otra persona.
En abril el gobierno cubano presentó las normas para que los trabajadores del sector privado tuvieran acceso, en calidad de arrendadores, a locales estatales del MINCIN.
Aunque el proceso se anunció como una oportunidad de negocio para el sector privado cubano, tras el auge que van alcanzando las mipymes y cooperativas no agropecuarias, siguen siendo espacios estatales que los cuentapropistas y empresarios no pueden disfrutar en su totalidad, porque dependen en su mayoría de decisiones gubernamentales, y en este caso deben trabajar a oscuras para ahorrar electricidad.
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