Adrián Novalez Díaz, un cubano al que una atrofia en su pierna izquierda no le impidió cruzar con éxito el río Bravo, confesó que él es un guerrero que no le tiene miedo a nada y que sus limitaciones físicas no le han impedido salir adelante en la vida.
“Fue algo grande, yo no me lo creía, de verdad, yo no me creía que estaba aquí”, comentó en emotiva entrevista con Javier Díaz para Univision, tras recordar el momento en el que su familia lo recibió en el Aeropuerto Internacional de Miami.
“Decidí emprender este camino porque mi familia me ayudó. Gracias a ellos estoy aquí. Yo soy guerrero, yo no le tengo miedo a nada. Yo monto caballo… lo que haya que hacer lo hago”, añadió el joven de 32 años que tiene entre sus características una gran fuerza de voluntad.
Natural de Minas de Matahambre, en la provincia de Pinar del Río, hasta que tomó la decisión de emigrar, Novalez Díaz trabajaba en el campo con su padre cultivando tabaco.
Como miles de cubanos, inició su recorrido migratorio en Nicaragua y cruzó varias fronteras terrestres. Demoró 16 días y consiguió superar todos los obstáculos del viaje a pesar de su condición.
“Me dijeron ¿tú podrás montar a caballo? y yo dije ‘ah pero eso a mí no me impide nada’, y monté a caballo, y la gente todo el mundo se quedó asombrado”, relató.
En el cruce del peligroso río Bravo cuenta que tuvo ayuda de personas con las que había hecho amistad durante el camino.
“Me daba el agua por la cintura. Venía gente conocida con la que hice amistad en el camino y ellos me ayudaron. Yo iba abrazado de ellos”, cuenta.
“Yo paso y me quedo mirando… me preguntan ‘¿qué te pasa?’. Es que todo es diferente…”, dijo el joven, que admite emocionado que a pesar de que lleva un mes en el país, todavía no sale de su asombro.
Sin embargo, algo falta para que su felicidad sea completa: la familia que dejó en Cuba. “Eso me da sentimiento. Yo los veo a diario y se me parte el corazón", concluyó el joven entre lágrimas.
En los últimos meses, coincidiendo con la estampida migratoria iniciada a finales de 2021, son varias las historias personales que revelan la superación de todo tipo de obstáculos para alcanzar suelo estadounidense.
A comienzos de mayo fue noticia el arribo a Estados Unidos de Julio Martínez, otro cubano discapacitado que cruzó el río Bravo con una sola pierna para realizar su sueño de reencontrarse con su familia.
En días recientes trascendió el caso de un anciano cubano de 83 años que arribó a Miami luego de una travesía por seis países.
Un mes antes, otra abuela cubana de 82 años llegó a territorio estadounidense tras cruzar el peligroso río Bravo en compañía de su nieto.
En junio, el Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) informó que el flujo migratorio cubano por vía terrestre alcanzó la cifra récord de 140,602 durante los primeros ocho meses del actual año fiscal (FY2022), iniciado el pasado 1 octubre.
Esos datos confirma la mayor estampida de inmigrantes cubanos hacia territorio estadounidense en seis décadas, superando con amplitud al éxodo del Mariel de 1980, cuando en apenas siete meses arribaron unas 125 mil personas a Estados Unidos.
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