Una periodista oficialista criticó los altos precios de la ropa que se vende en Cuba, que obliga a la mayoría de los consumidores a acudir al mercado informal.
Ailén Martínez, presentadora del noticiero digital "Visiones", del periódico espirituano Escambray, señaló que el precio actual de las prendas de vestir, tanto en el mercado negro como en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC), supera los ingresos de la mayor parte de la población.
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"Desde hace años, quienes vivimos de un salario debemos acceder al mercado informal para comprarnos lo mismo un blúmer que un pantalón", afirmó.
La joven reportera recordó que los precios de la ropa ya eran altos antes de la inflación actual.
"Las transformaciones ocurridas en el país durante los últimos dos años han dejado a las tiendas de productos industriales y a las atelier que aún venden ropa en pesos cubanos, con menos ofertas que antes", subrayó.
Esta última opción, aunque vende un poco más barato sus mercancías, no mantiene una oferta permanente ni amplia en su variedad.
Martínez cuestionó además los altísimos precios de las tiendas en MLC, fuera del alcance de quienes dependen de su salario y deben comprar esa moneda por vía ilegal.
También criticó las cifras que deben pagar quienes acuden a las llamadas ventas de garaje, o el precio que fijan a sus mercancías quienes compran en la tienda digital china Shein para luego revenderlas.
"De modo que mientras la producción nacional no disponga de materia prima, y la inflación siga sin frenos, tendremos que seguir ahorrando cada mes para comprar alguna muda de ropa nueva, y lavando con toda la delicadeza del mundo la que hoy cuelga en nuestros percheros", concluyó.
En marzo pasado, el periódico oficialista Invasor, de Ciego de Ávila, denunció las vicisitudes de los padres cubanos para comprar zapatos a sus hijos en edad escolar, pues tienen que invertir grandes sumas de dinero en un calzado que muchas veces es de pésima calidad.
La mayoría de las zapatillas que se venden en los timbiriches de los merolicos son traídas por las "mulas" desde Rusia, México o Panamá. Los precios son prohibitivos para muchas familias y los productos muchas veces no son lo suficientemente resistentes para el uso que tendrán.
"Unos zapatos de cuero o botas, en establecimiento de trabajadores por cuenta propia, rondan los 4,000 pesos y en la calle, en cualquier portal, lo más barato que pagará por un par de zapatillas es 3,500 CUP", indicó el medio.
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