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Una ola de polvo proveniente del Sahara afecta a la provincia de Villa Clara, según reporte de autoridades locales.
Los cielos de esa zona central del país permanecen con una opacidad intermitente como uno de los signos de la presencia del polvo del Sahara sobre Villa Clara, fenómeno natural recurrente en julio y agosto, según informó en el diario local oficialista Vanguardia, Amaury Machado Montes de Oca, meteorólogo del Centro de Pronóstico de Villa Clara.
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Machado Montes de Oca alertó que las personas con determinados problemas de salud deben tomar sus precauciones, aunque no se registran altas concentraciones de polvo sobre esa provincia.
También explicó que en el verano el polvo llega hasta las Américas y el Caribe por las tormentas de arena que ocurren en el desierto y sus partículas son arrastradas por el anticiclón de las Azores.
Dijo, que este fenómeno es anual y que el polvo del Sahara llega a varios países de América después de viajar 10,000 kilómetros desde África con un aire caliente y seco.
Asimismo, apuntó, que ese desierto está considerado el mayor productor de polvo en el planeta al transportar un promedio de 182 millones de toneladas cada año debido a las condiciones favorables del viento y la disponibilidad de sedimentos y minerales.
Apuntó, además, que en Cuba ese polvo no resulta visible en la superficie, como en otros lugares, porque “una vez aquí, aun en cantidades mayoritarias, se distribuye a una altura aproximada de 1,000 metros, donde radica el pico de concentración, por lo que cae suspendido en las lluvias o en corrientes descendentes”.
Aclaró, también, que el polvo del Sahara inhibe la formación de ciclones, pero que cuando el polvo disminuye su intensidad, a partir del 15 de agosto, se activa otra vez la temporada ciclónica en la cuenca del Atlántico tropical y el mar Caribe.
Dijo, que el oriente cubano acumula las mayores concentraciones de polvo, y queda claro que también incide en la disminución de las lluvias, aunque este año ha ocurrido lo contrario, ya que julio se une a mayo y junio para conformar un trimestre de muchas precipitaciones.
Alertó que este polvo provoca el alza de las temperaturas ambientales, arrastra otros microorganismos que tienen efectos negativos en la calidad del aire, hay un incremento de los síntomas de alergias y afectaciones en la salud de las personas como molestias en los ojos, irritación en garganta y mucosas, procesos asmáticos y resequedad en la piel.
En este período, puntualizó el especialista, las personas asmáticas, alérgicas, los adultos mayores, mujeres embarazadas y niños no deben descuidad sus respectivos tratamientos ante síntomas que pudieran intensificarse, y adoptar las medidas pertinentes, aunque en este momento no hay altas concentraciones de polvo sobre la provincia.
En la última semana, también la ola de polvo del Sahara fue reportada en la provincia de Camagüey, luego de haber cruzado las Antillas Menores, y mantenía su movimiento hacia el oeste.
Según el Grupo de Óptica Atmosférica de Camagüey, las mayores concentraciones de este aerosol atmosférico ocurrieron el miércoles y jueves último, disminuyendo para el viernes.
El pasado junio otra nube de polvo proveniente del Sahara cubrió la mitad oriental de Cuba. En esa ocasión, el doctor en Ciencias Físicas Eugenio Mojena López, asesor del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, advirtió los perjuicios que para la salud podría tener esta capa de polvo, transportadora de patógenos que pueden ser lo suficientemente potentes como para provocar epidemias, estados alérgicos, problemas de la piel, y es un factor en el aumento de enfermedades respiratorias como el asma.
Estas nubes acumulan virus, bacterias, hongos, ácaros patógenos, estafilococos y contaminantes orgánicos persistentes. Además, están cargadas de partículas altamente nocivas para la salud humana, y contienen minerales como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio.
Las nubes de polvo del Sahara se originan a partir de las tormentas de arena y polvo de los desiertos del Sahara y el Sahel, en África, y cuentan con una altura de tres a siete kilómetros, explicó. Se propagan por el Océano Atlántico, con el impulso de los vientos alisios y llegan al mar Caribe, Cuba, el sudeste de Estados Unidos, México y Centroamérica.
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