La noche con más fuego, contada por un jefe de bomberos

Una explosión seca, ensordecedora, que nos hizo gritar ¡pingas y cojones! y el tanque 3, con 55 millones de litros de crudo nacional ¡Boom!, la orden fue de retirada total


Este artículo es de hace 2 años

Las previsiones menos optimistas de un jefe de compañía de bomberos, desplegada en la incendiada Base de supertanqueros de Matanzas, se cumplieron dramáticamente en la madrugada de este lunes, cuando el fuego colapsó el tanque 2, provocó una explosión seca en el depósito 3 y las llamas se expandieron, provocando al menos tres heridos, según fuentes oficiales.

CiberCuba obtuvo el testimonio del bombero -también compartido parcialmente con la periodista Lisandra Martín- sobre los momentos más angustiosos; desde que se desató el incendio, y lo comparte con sus lectores, advirtiendo que la fuente considera que este lunes puede ser devastador en la Base de supertanqueros de Matanzas; atendiendo a la gravedad de la crisis y, en favor de nuestros lectores, reproducimos, cronológicamente, su testimonio, recibido en nuestra redacción.


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Las noticias no son muy alentadoras. Íbamos para arriba del lío, pensando que se alineaban los planetas, pero no ha podido ser; ya a las nueve menos veinte de la noche, supe que no podíamos entrar el foco del incendio.

No podemos entrar al tanque 2. ¡No hay forma!. Es muy peligroso, sería un suicidio. Desde las 8 y media al parecer; digo al parecer porque no podemos llegar, la parte baja del depósito ha comenzado a botar petróleo, y eso puede haber comprometido la piscina de contención recién construida porque, si el crudo ardiendo hace contacto tórpido con agua, se inflama.

Mi diagnóstico no es exacto porque aun estamos evaluando la situación; manteniendo la comunicación por los tronkys (radios portátiles digitales) de los carros; seguimos en Posición 1, a unos 400 metros de los tanques incendiados y no tenemos mucha visibilidad, pero el combustible se estaría derramando por abajo y vamos a decretar un alto total de operaciones; cancelamos todo y ampliamos el perímetro de seguridad a 500 metros.

Ya en el foco del incendio, solo drones y muy pocos hombres -duros de verdad- bajo tremenda tensión porque el escenario es complejo e impredecible. El tanque 2 ya no aguantará mucho, está herido de muerte, se está resumiendo, no hay otra explicación, las salpicaduras intermitentes de fuego, el sonido de las explosiones y el ¡crack! crack! no mienten. Hay una fuga de petróleo por algún lugar. El viento está fuerte. Esta noche íbamos a entrar con todos los hierros, el aire había amainado y la temperatura ambiente bajado.

¡Todo el comando 3 de Villa Clara está a salvo!, eso lo primero. Hemos vivido tres minutos que nos han parecido tres años; la peor experiencia de nuestras vidas. ¡Espero que sea la última! Los bomberos duros de verdad y los drones confirmaron mi evaluación de que el petróleo se estaba saliendo y los jefes ordenaron retirada a 750 metros pero, dos minutos después, esto se volvió un infierno, durante veinte segundos no podía ver ni mis manos, todo blanco, con un rugido que no puedo describir con palabras, porque no las hay.

Luego, una explosión seca, ensordecedora, que nos hizo gritar ¡pingas y cojones! y el tanque 3, con 55 millones de litros de crudo nacional ¡Boom!, la orden fue de retirada total y reporte urgente de víctimas con lesiones, de las que ignoro su gravedad, pero oigo por el Tronky que son leves; nos hemos alejado a cuatro kilómetros del fuego, por orden de mis superiores.

La joya (camión de bomberos) respondió, salimos de ahí chillando gomas y ¡eso que está cargado con 4,800 litros de agua! El paisaje es desolador, la onda expansiva acabó con el tendido eléctrico y los transformadores; aunque es de noche lo vamos viendo todo porque el 3 ardiendo ilumina todo. El calor es insoportable.

Ahora mismo no hay control operativo del fuego. Se expande rápido y lo peor es que no se puede entrar. ¡No se puede! Y no veo que podamos entrar en las próximas horas; me siento listo para actuar, pero frustrado; creo que a mis compañeros le pasa lo mismo, pero yo no lo digo para mantenerlos con la moral alta.

Un olor terrible a metales y a azufre invade la atmósfera; son gases del tanque 3; estamos a cuatro kilómetros, pero hasta aquí llegan el calor y los malos olores; el viento sigue soplando fuerte hay calor y olores;a hora mismo no sé qué decir; pero reconozco que comunicarme me relaja y ayuda en la concentración; aunque la impotencia y la frustración no se me pasa. No me gusta perder ni a las bolas, trago en seco porque todo está ardiendo y no podemos hacer nada.

¡Confirmado! El petróleo que contenía el tanque 2 se ha derramado, jodiendo la piscina de contención y tememos que la situación en el entorno del depósito 3 sea igual o peor; ahora mismo estamos en un callejón sin salida y habrá que trazar una nueva estrategia porque la que teníamos prevista ya no sirve.

Lo más preocupante es que el derrame alcance a otros tanques del sistema, también con crudo dentro. ¡Sería el peor escenario posible! Trato de ser positivo, pero lo tenemos muy difícil este lunes, ¡muy difícil!

No sé si ya he dicho que soy creyente, pero Dios parece que está apagado o fuera del área de cobertura. Estoy jodido, pero era un escenario que podía suceder y sucedió. Aquí no hay mucho que salvar, solo dejar que arda e intentar que no se descontrole y alcance a otros tanques, pero tenemos en contra que el tanque 3 está repleto de crudo.

Estamos tristes, pero vamos a seguir al pie del cañón. Ya avisamos a las familias que este lunes tampoco iremos a casa; ellos tampoco han dormido esta noche. No sé si pueda volver a comunicarme. La prioridad del mando, y la mía, son las vidas de nuestros hombres...

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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