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El delegado del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), Oscar García Martínez, aseguró que el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas no comprometió algún aspecto medioambiental de cara al futuro.
“Todo indica que lo ocurrido en la etapa del incendio no parece que haya comprometido algún aspecto de cara al futuro”, afirmó este domingo el funcionario al diario oficialista Girón, durante una entrevista en la que evaluó el impacto ambiental del siniestro desatado en la zona industrial de la bahía de Matanzas el 5 de agosto último, que dejó como saldo 16 personas fallecidas y más de un centenar de heridos.
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García Martínez comentó que aunque la nube de humo y el derrame de combustible constituyeron signos de alarma desde el primer momento, “los niveles de contaminantes medidos fueron bajos, no comprometen la salud humana”.
El directivo añadió que “durante los días que duró el fuego, establecimos un sistema de trabajo que permitió dar seguimiento a los principales gases contaminantes. La fuerte actividad convectiva en el incendio hacía que esa columna de humo se elevara, pero los niveles de contaminantes medidos fueron bajos, no comprometen la salud humana”.
También explicó que se estableció una red de monitoreo con 16 observadores y especialistas, distribuidos por las zonas más vulnerables, que informaban cada tres horas si se sentía irritación en los ojos, la boca o la nariz.
Puntualizó, además, que no se reportaron incrementos en las visitas al sistema de Atención Primaria de Salud por afectaciones asociadas a este evento y que sus mediciones de la calidad de aire en cinco puntos demostraron el cumplimiento de las normas cubanas en el entorno.
“Otro elemento importante es la calidad del agua en la bahía. Desde el primer momento se establecieron barreras que evitaron un posible derrame al mar. A partir del segundo tanque, hubo un derrame que se contuvo gracias a esta medida. De todas formas, también se realizan muestreos en la bahía que corroboran desde lo visual y la contaminación que ahora mismo no hay daños”, explicó, además, el delegado del CITMA
García Martínez informó también que se prevé una segunda etapa de evaluación del impacto ambiental de este siniestro, considerado el mayor en la historia de la isla.
Dijo que en esa segunda fase le darán seguimiento, con otros sistemas de monitoreo, a los suelos, a las producciones agrícolas, a la leche del ganado vacuno, entre otros aspectos que permitan evaluar la magnitud del impacto de esta tragedia.
“Después vamos a hacer un análisis a largo plazo, pensamos extenderlo hasta dos años más con otros parámetros, para volver a evaluar suelo, vegetación y cadenas tróficas. Utilizaremos indicadores bien diseñados y un sistema de muestreo para el área del cono de influencia de la nube de contaminantes”, aseguró el directivo del CITMA en Matanzas.
Asimismo, detalló que los gases provenientes de la combustión, con dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, monóxido de carbono, entre otras sustancias, una vez extinguidas las llamas bajaron considerablemente.
“Todavía en el área pueden producirse algunas columnas de humo debido a las emanaciones, pero ya el peligro pasó, el foco que provocaba el aumento de estos contaminantes a la atmósfera desapareció, por tanto las emanaciones están en el rango en el que estamos acostumbrados a vivir los matanceros”, precisó, además.
Dijo también que “la combinación de concentraciones de dióxido de azufre y de óxido de nitrógeno muy altas en la atmósfera, junto a la ocurrencia de precipitaciones, hace que se produzcan lluvias ácidas. En ese período no ocurrieron aguaceros, más bien algunas lloviznas”.
No obstante, aseguró, “no se descarta que en algún lugar específico haya llovido más intensamente con un nivel de acidez superior a lo normal, pero hasta el momento no tenemos reportes donde el pH del agua sea ácido. En el caso del agua con ese color oscuro se trata de partículas en suspensión”.
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