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El arzobispo de La Habana, Juan de la Caridad García Rodríguez, afirmó que el diálogo entre la Iglesia Católica y el gobierno de Cuba está estancado.
"Estamos estancados. Deseamos hablar, pues no hemos tenido facilidades para conseguir lo que pedimos en un diálogo de mayor entendimiento, en relación con los problemas de la Iglesia y también con las necesidades del pueblo", dijo el sacerdote en entrevista con la emisora española COPE.
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El Cardenal, quien este año cumple 50 años de ordenado, recordó etapas anteriores en las que la situación de la iglesia en la Isla era aún más difícil, con comunidades con los templos estaban destruidos, o al visitar a personas le decían: "Mi Dios es Fidel".
"Durante muchos años, en Cuba, se enseñó a no creer en Dios. Y hoy hay un deseo de Dios; claro, tenemos que catequizar, tenemos que encaminar, porque ese deseo se puede desviar hacia lo que llamamos el sincretismo, hacia otras formas de fe. Pero el deseo de Dios es grande y la devoción a la Virgen de la Caridad es extraordinaria", señaló.
Juan de la Caridad, quien en 2016 sustituyó al Cardenal Jaime Ortega, habló de la crisis económica y social que golpea al pueblo, y de la misión social que desarrolla la Iglesia.
"Hay una cercanía a los enfermos en la medida de las posibilidades, ante la escasez de medicinas. Muchos sacerdotes y religiosas tratan de buscarlas, traerlas de afuera y distribuirlas según la receta que da el médico", explicó.
El sacerdote detalló que en muchas iglesias se hacen almuerzos o se les lleva la comida a sus casas a quienes no pueden desplazarse, gracias también a la ayuda de los fieles que llevan alimentos, y a la colaboración de instituciones internacionales de la Iglesia como Cáritas y la Orden de Malta.
Por último, se refirió al acompañamiento a los presos y sus familiares, una labor que calificó de "muy hermosa".
"Hay una labor de ayuda a los familiares de los presos, con abogados que tratan de aclarar a las familias cómo buscar una liberación de los presos, una disminución de las condenas", dijo el Arzobispo, quien en mayo pasado envió una carta al Partido Comunista, en la que intercedió por el preso político Luis Manuel Otero Alcántara.
"No siempre uno puede ver ese fruto, pero estamos seguros que dará su fruto, sobre todo, el cariño mostrado a estas personas que piden un auxilio, a las cuales quizás no les podemos resolver sus problemas, pero sí les podemos orientar, y más que nada consolar, llorar con ellas y llenarlas de esperanza", recalcó el prelado.
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