Una joven madre cubana lesionada en el incendio de la Base de Supertanqueros de Matanzas aseguró que en el momento que sintió una de las explosiones sus pies no les respondieron”.
“Cuando la onda de vapor nos cogió, nos paró en seco, aquello fue tipo película, salí corriendo, pero me caí. Venían dos bomberos corriendo detrás y me recogieron porque los pies no me respondieron”, contó este martes Laura Perdomo Pérez a la emisora oficialista Radio Rebelde, desde el hospital Faustino Pérez de la ciudad de Matanzas, donde se recupera de las quemaduras recibidas en varias partes de su cuerpo, incluida la cara.
Recordó, además, que en ese momento tuvo que sacar toda su fuerza de voluntad para seguir caminando, corriendo, aunque le dolía todo el cuerpo.
“Seguimos corriendo y corriendo, y llegamos al final de la calle, ahí venían los carros bajando ahí mismo y nos recogieron”, dijo del momento en que fue rescatada de la explosión.
“Lo estoy contando y el cuerpo me tiembla, no por miedo, es que fue un momento difícil”, añadió la joven, quien tiene una hija de diez años.
La entrevista no da detalles de su labor en la zona industrial de Matanzas durante el siniestro, que dejó 146 personas lesionadas y 16 fallecidas.
Este lunes, Eduardo Cosme, jefe de dotación del cuerpo de bomberos del Aeropuerto Internacional Juan Gualberto Gómez, en Varadero, también recordó a sus compañeros fallecidos por las explosiones y confesó que no puede dejar de llorar cuando piensa en esa tragedia.
“Pienso en todo eso y lloro, sí lloro sin parar porque no puedo creer todavía que haya pasado está tragedia. El comando ya no será el mismo de antes porque se le arrancó la mitad de su Familia”, confesó Cosme, en un sentido post en Facebook.
El bombero rememoró cómo eran sus amigos muertos y qué aspecto de la personalidad de cada uno los distinguía en el día a día del comando de bomberos.
“Qué raro va a ser: llegar a las 7:45 AM y no sentir a Pablo peleándole a Luis Ángel porque no ha recogido sus cosas para salir a coger la guagua: ‘Apúrate mijito deja la guanajería con el teléfono y los cigarros, se nos va la guagua, muévete’. le decía casi siempre Pablo a Luis Ángel”, comentó refiriéndose a los bomberos Luis Ángel Álvarez Leyva y Pablo Ángel López Martell, dos de los fallecidos.
Su relato continúa incluyendo más particularidades de las relaciones humanas que se establecieron entre los bomberos que perdieron la vida, mucho de ellos jóvenes que habían apenas comenzado el Servicio Militar Obligatorio.
“Qué raro va a ser no escuchar a Elier cantando o mejor dicho gritando para que Lázaro, Pedro, Aballi y los demás choferes les griten que calle al palestino ese o me digan: ‘Cosme de dónde tú sacaste al oriental este’. Qué raro va a ser yo entrar de guardia y no ver a Ese Gigante de Nazco con la Tablilla lista para decirme: mira, Cosme, ya está todo aquí, sólo tienes que revisar con los choferes que entran los camiones y las áreas del comando con los soldados”, recordó en alusión al joven oficial de 24 años Elier Manuel Correa Aguilar, jefe de carro de Bombero profesional en el Comando Aeropuerto de Matanzas, quien murió en un hospital a consecuencia de graves quemaduras.
“Qué raro va a ser extrañar fajarme con Fabián porque no ha hecho los despachos de guardia ni las actas de servicios y decirle que no se iba para su casa hasta que no tuviese más de 5 copias de cada uno, o como me decía: ‘Cosme, compadre, regálale una caja de cigarros a tus soldados ñiooo, dale que tú eres millonario. Qué raro va a ser no escuchar esa voz que retumbaba las paredes y pensabas que era alguien fajándose contra cien personas y sólo era Adriano hablando con Alberto, discutiendo por cualquier cosa, hablando de sus tatuajes o diciéndome que sus fotos editadas eran mejores que las mías”, continúa el relato de Cosme, esta vez con referencias a los jóvenes fallecidos Fabián Naranjo Núñez y Adriano Rodríguez Gutiérrez.
El relato del jefe de bomberos termina recordando al joven recluta Leo Alejandro Doval Pérez de Prado y describiendo la fuerza destructiva del incendio.
“Qué raro va a ser no ver a Leo hablando de fútbol o diciendo el parte de los medios de los carros como si llevase 2 años en el comando se los aprendió de memoria en sólo un día, su inteligencia es infinita. Qué raro va a ser cuando yo vuelva y no vea sus rostros, llegar y no ver esos dos carros que para mí eran de juguete, Gigantescas moles rojas que fueron devoradas por llamas inmensas que no tuvo piedad y acabo con todo lo que a su alrededor encontró”, concluyó su emotiva publicación.
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