La niña guantanamera Magabis Omaña ya no podrá disfrutar de las maravillas que proclama el tardocastrismo en sus discursos plagados de inexactitudes, consignas y mentiras; como su negativa a asumir que convirtió a Cuba en fallido estado, obsesionado siempre en absurdas comparativas con Estados Unidos.
Poco antes de que una pared podrida por el general deterioro cayera sobre su cuerpo de niña ilusionada en el inicio del curso escolar, expulsándola traumática y definitivamente de la escuela, adonde ya nunca podrá llegar puntual, la maquinaria de propaganda comunista recordó a los castigados ciudadanos que los niños cubanos, a diferencia de los estadounidenses, podrían asistir "tranquilamente" a los colegios.
Estados Unidos es la democracia más antigua, con un sólido sistema educativo estatal y privado y el mercado más dinámico del mundo; mientras el tardocastrismo ha convertido a Cuba en un bajareque plagado de derrumbes, violencia y enfermedades.
La casta verde oliva y enguayaberada, que debía evitar ocurran tragedias como la del municipio guantanamero de El Salvador, prefiere usar sus espacios propagandísticos con datos sobre el crecimiento de las ventas de mochilas antibalas en Estados Unidos; como prolongación de su desquiciado vínculo con Estados Unidos.
¿Quién asumirá la responsabilidad por la muerte de Magabis?, aun sin espacio en la siempre combativa y diligente propaganda comunista, que habría desplegado en sus portadas el más leve incidente escolar en Estados Unidos; mientras siguen ocultando el desastre educativo de Cuba, rebajando las exigencias de ingreso a la universidad, en su búsqueda de la generación acéfala, es decir, a su imagen y semejanza.
En Camarones, próximo a la cuna holguinera de Reinaldo Arenas, maestras y director fueron más precavidos y, viendo que la escuela ya no aguanta más, protegieron a los niños, enseñándoles debajo de un frondoso árbol; para tranquilidad de sus padres y abuelos que poco les importa lo que ocurra en Estados Unidos, sobre todo, cuando los suyos corren demasiados peligros a diario.
Menos mal que revolución era no mentir jamás, emancipación propia y ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; pero ese día, el doctor en Ciencias Miguel Díaz-Canel Bermúdez no fue a clases porque estaba distraído viendo "A sangre fría", película de Richard Brooks, basada en la novela de igual nombre de Truman Capote, inventor del periodismo literario.
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