Tras casi un año de reparaciones, la Oficina del Historiador de La Habana (OHC) concluyó la recuperación del monumento a José Miguel Gómez, ubicado en la cima de la Avenida de los Presidentes o calle G, El Vedado, como celebración del aniversario 80 del natalicio de Eusebio Leal Spengler.
El reconocido historiador Leal Spengler llevó a cabo en su momento una campaña de sensibilización para rescatar el monumento a José Miguel Gómez, amenazado con la demolición a pesar de construirse por apoyo popular originalmente; recordó Michael González Sánchez, director de Patrimonio de la OHC en una nota de la Agencia Cubana de Noticias.
“La esencia de nuestra labor no debe ser derribar, sino entender los claroscuros de la historia e interpretar las obras patrimoniales de nuestra ciudad”, acotó González Sánchez, en referencia a uno de los monumentos más emblemáticos y fastuosos de Ciudad de La Habana.
Su estructura, diseñada por el arquitecto italiano Giovanni Nicolini, tardó casi un año en repararse debido a los daños provocados por la humedad, la acumulación de basura, vegetación y grafitis, explicó María Isabel Martínez Oliver, jefa del grupo de inversiones Malecón y Extramuros, de la OHC.
José Miguel Gómez (1858-1921) asumió como segundo presidente de la República de Cuba, del 28 de enero de 1909 al 20 de mayo de 1913, después de alcanzar el grado de Mayor General del Ejército Libertador y luchar en las tres guerras de independencia.
Bajo su mando ocurrió la sofocación del Levantamiento Armado de los Independientes de Color, también conocido por Masacre de los Independientes de Color o Guerra de 1912, que comenzó el 20 de mayo y duró varias semanas donde fueron asesinados entre 3.000 y 6.000 descendientes de raza negra, según cifras citadas por el historiador Serafín Portuondo Linares.
El alzamiento armado fue protagonizado por miembros del Partido Independiente de Color, con Evaristo Estenoz y Pedro Ivonnet como principales líderes, como reclamo de igualdad social y política para los negros en la Cuba de principios de siglo XX. Terminó con las acciones conjuntas del gobierno, el ejército norteamericano y sólo 12 bajas en sus filas.
José Miguel Gómez se ganó el sobrenombre de “Tiburón” por su protagonismo en varios escándalos de corrupción durante su presidencia, entre los que sobresale el cambio del terreno del arsenal de la Marina (que era propiedad del Estado) por los de la estación de Villanueva, de la Compañía de Ferrocarriles Unidos de La Habana, lo que dejó grandes ganancias al presidente, sus senadores y representantes. De ahí que el pueblo lo caracterizara con la frase: "Tiburón se baña, pero salpica".
Su gobierno estableció la Lotería Nacional y oficializó las peleas de gallos. Entre sus obras públicas creó granjas-escuelas agrícolas, el Museo Nacional y las academias de Historia y de Letras de Cuba.
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