El exjugador de voleibol cubano Abel Sarmientos sobrevive reparando zapatos y como custodio en una farmacia.
El exdeportista de 60 años se queja del trato recibido en los últimos años desde el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), donde asegura que nacieron rumores sobre su persona que hicieron notable daño a su imagen.
"No tengo vínculo con el Inder. Soy un hombre del deporte, pero no sé si regrese. Reparo zapatos. Ah y estoy de custodio en una farmacia, ¿puede un borracho tener esa responsabilidad?", apuntó Sarmientos en entrevista con el periódico oficialista Trabajadores en la que relató con amargura su situación.
“No soy un borracho, ni un alcohólico. No sé de dónde salió eso. Cualquiera se toma un trago. Muchos cubanos lo hacen. Sí tomo, pero no soy el que más lo hace. Llevan años mintiendo sobre mí. ¿Cómo es posible?”, insistió.
“Estuve muchos años en el equipo nacional, con resultados, después como profesor en la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte. ¿Puede un alcohólico hacer eso? Nunca han venido a preguntarme o averiguar si soy un borracho. Si ando ebrio por la calle. Estoy convencido de que eso salió de algunos que no me conocen”, añadió.
“Sigo palante, desde que nací lo hago. Contento no estoy Tengo quejas. A mi casa no ha venido nadie de la Comisión Nacional de Atención a Atletas. Me han visto y ni me conocen. A otros vecinos que fueron atletas, sí", asegura.
Cuenta que le asignaron un auto hace más de 20 años. "Se rompió y me quitaron la asignación del combustible. Dijeron que debía llevarlo a la Dirección Provincial de Deporte. ¿Cómo lo hago? Roto y sin gasolina. Sé que hay quienes hicieron negocio con sus autos. Yo no. ¿Quién vino a comprobar como tengo el carro? Nadie", apuntó.
Abel Sarmientos cree que los rumores sobre su persona empezaron “por un grupito que con sus malas ideas” lo dañó cuando era profesor de la Fajardo.
"Gracias a mi familia salí adelante”, precisa el exdeportista, quien asegura que durante su carrera recibió propuestas para abandonar el país aunque optó por no irse porque su “lucha” era allí, en la isla.
“Mira, todo hombre que sea maltratado tiene que sentirse mal. No me tiré al abandono, busqué otras vías. Jamás me acerqué para quejarme a ninguna autoridad del INDER ni del voleibol. Pienso que cuando se conoce que alguien tiene un problema el deber es ayudarlo. Parar el rumor. Tampoco me dirigí a ningún profesional capacitado para recibir el apoyo que necesitaba”, acotó sobre su situación personal.
Nacido el 22 de julio de 1962 en la provincia de Camagüey, Abel Sarmientos formó parte de una generación que estuvo en la élite del voleibol mundial durante finales de la década del 80 y principios de los 90. El conjunto obtuvo una medalla de oro para la isla en la Copa del mundo de 1989, pero se le escapó los Juegos Olímpicos de 1992.
"En los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 solo nos faltó la medalla. Teníamos equipo. La emoción y la inexperiencia olímpica nos pesó. Igual pasó en la final del Mundial de 1990 contra Italia. Nos estudiaban bien durante el año. Tenían la tecnología. Hacían el análisis preciso de cada uno de nosotros. Jugaban exacto", opinó.
Sarmientos dice que Cuba quedan pocos de sus excompañeros de la selección nacional y que a los que se fueron nunca los ha vuelto a ver.
“Estoy orgulloso de haber jugador por mi país. No cambiaría mi pasado. Intentaría ser un poco mejor. Quiero seguir siendo el hombre que soy”, sentenció el exvoleibolista, quien dijo sentirse querido por el pueblo.
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