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El gobierno de Estados Unidos expresó sus condolencias por el fallecimiento de Alina Miyares, madre de la profesora cubanoamericana Alina López, quien permanece presa en Cuba sin recibir un permiso humanitario para asistir a los funerales de su madre en Miami.
“Sentimos una profunda tristeza al conocer del fallecimiento de Alina Miyares. Fue una ferviente defensora de su hija hasta sus últimos días. Extendemos nuestras sinceras condolencias a sus seres queridos, tanto aquí como en Cuba”, dijo un alto funcionario del Departamento de Estado en una declaración enviada a CiberCuba.
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El funcionario declinó dar detalles sobre si la administración de Joe Biden se encuentra gestionando una petición humanitaria ante el gobierno cubano para permitir el viaje de Alina López a Miami con el propósito de participar en las honras fúnebres de su madre, previstas para el próximo sábado.
Pero mencionó de manera general que es prioridad del Departamento de Estado, las embajadas y consulados de Estados Unidos en el exterior “proporcionar asistencia a los ciudadanos estadounidenses que están encarcelados o detenidos en el extranjero”.
“Nos tomamos este papel muy en serio y estamos supervisando la situación”, enfatizó el funcionario, que esgrimió consideraciones de privacidad en el caso.
Alina Miyares falleció en su apartamento de Miami Beach el pasado martes, a los 94 años, sin poder cumplir el anhelo de ver a su hija antes de morir. López, condenada por un tribunal militar cubano bajo cargos de espionaje en 2017, se encuentra en libertad condicional desde el pasado julio, pero sin derecho a abandonar el país.
López y sus representantes legales solicitaron insistentemente en el último año que se le permitiera viajar a Miami para encontrarse con la madre, que se hallaba en precario estado de salud, pero hasta el momento los reclamos fueron desoídos por el gobierno cubano.
La profesora se encuentra residiendo actualmente en una casa en La Habana. El dictamen del Tribunal Militar Territorial Occidental sobre su libertad condicional prohíbe expedirle un pasaporte y establece que debe permanecer en Cuba hasta 2030, cuando extinga su condena de 13 años.
Pero la autorización del viaje de López podría marcar un gesto condescendiente del gobierno cubano para resolver un caso que es motivo de fricciones en las ya complicadas relaciones entre Washington y La Habana.
Jason Poblete, que representa el caso de López en Estados Unidos, no respondió el jueves varias llamadas de CiberCuba.
El gobierno cubano deberá decidir en las próximas horas si permite la salida de López.
López fue arrestada en La Habana en enero de 2017, cuando se disponía a tomar un vuelo a Estados Unidos. Su esposo, Félix Martín Milanés Fajardo, exdiplomático de la Misión Permanente de Cuba ante Naciones Unidas y veterano oficial de la Dirección de Inteligencia, también fue detenido y condenado en el mismo proceso judicial a 17 años de cárcel.
El proceso correspondió a la Causa No. 1 de 2017 y ambos fueron investigados por la contrainteligencia cubana y acusados por supuestamente proporcionar información de carácter secreto con perjuicio para la seguridad nacional.
López emigró con su familia de Cuba en 1967, cuando tenía ocho años, y se radicó desde entonces en el área de Nueva York.
Conoció a su actual esposo en Nueva York a comienzos de 2000. La pareja se casó en Cuba y ella viajaba con frecuencia a La Habana para visitarlo. Poco antes de su arresto había completado el proceso de repatriación ante las autoridades cubanas.
Su único hijo, Michael Peralta, se mudó recientemente desde Los Angeles para acompañar a la abuela cuando se agravaron sus problemas de salud.
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