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Cubanos residentes en Sancti Spíritus se han unido para pedir ayuda económica que permita mejorar la situación de vivienda de Malú, la primera transexual de su provincia.
"Malú necesita toda la ayuda posible, mucha y como ella hay montón de mujeres trans adultas mayores que también están necesitando de un refugio, de un lugar, no de un portal y una comida al día, la que tiene suerte", dijo Dennis Valdés Pilar en Facebook.
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Según explica Dennis, hace un tiempo un grupo de amigos de Malú se reunió para recaudar fondos y comprarle una casita donde vivir, pero la coordinadora nacional de mujeres trans en el Cenesex, Malú Cano Valladares, la llevó a La Habana y dijo que allí tendrían para ella un "techo comprado y los materiales para construir un cuarto".
Sin embargo, estas palabras quedaron en nada, pues hace poco Cano envió a la primera trans espirituana de vuelta en tren a su tierra natal. Ahora no tiene dónde vivir y está a merced de la caridad de las personas que la estiman.
"La recolecta se canceló porque nos habían prometido seguridad y atención para ella (en La Habana). A los meses nos la envían con lo poco que tenía en tren. No tiene techo, materiales, cuarto, ni casa. Portal ajeno y sereno. Cenesex no merece tener a esa mujer de coordinadora", denunció Dennis.
El joven cubano dijo que en su criterio el legado que puede dejar Malú a su comunidad "es su resiliencia, yendo por encima de los problemas, incluso si estos son para toda la vida". "No heredará absolutamente nada, no tendrá para dejar a nadie, mejor darle en vida", concluyó.
Hace pocos día en Sancti Spíritus se estrenó un documental en honor a Malú. Actores, realizadores y público disfrutaron del audiovisual en el Centro Provincial de Cine en esa provincia.
En su carnet de identidad Malú aparece como Ricardo Antonio Moreira Andino. Actualmente tiene 58 años y no tiene donde vivir. Su situación de vulnerabilidad es extrema.
Esta mujer ha sido víctima de la represión en Cuba. En su juventud se enfrentó a policías y estuvo tras las rejas solo por ir contra una sociedad machista y homófoba que le impedía mostrar libremente su feminidad.
A los 12 años entendió que estaba atrapada en un cuerpo masculino y comenzó a luchar contra eso, para mostrarse al mundo como mujer. Esto provocó que su propia familia la abandonara, pero poco a poco fue ganándose el cariño de personas de Sancti Spíritus que hoy piden ayuda para garantizarle un hogar.
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