El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez llamó vagos y desvinculados a los cubanos que protestaron en La Habana, según trascendió en un discurso pronunciado este miércoles en el Pleno Extraordinario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
En su comparecencia, el gobernante comentó que las manifestaciones civiles contra la gestión del gobierno cubano son parte de “un enorme programa de subvención política e ideológica desde centros de poder de Estados Unidos”, como suele pretextar para restar importancia a las protestas ciudadanas.
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Como parte de su argumento de que se trata de un plan orquestado desde el exterior, anulando la legitimidad de las expresiones populares, adujo que para lograr “todos esos propósitos” usan “a vagos, personas desvinculadas del estudio y el trabajo, manipulan mujeres con niños que acuden a estas expresiones”.
En su manida retórica donde insiste en la existencia de un ataque del gobierno estadounidense contra Cuba, aseguró que se fomentan las manifestaciones públicas usando barricadas, “con el concepto de que el pueblo está enfrentando al gobierno, de que los humildes están enfrentando a un gobierno que no es revolucionario”.
“Trata de presentar como que el país está ingobernado, que hay desconfianza en el sistema, que somos un estado fallido, se busca el asesinato de la reputación de nuestras instituciones y de nuestros dirigentes”, dijo Díaz-Canel.
Como habitualmente suele hacer, recurrió a las críticas que suelen achacarle a su forma de gobierno aseverando que son las consignas utilizadas en una supuesta campaña mediática.
Según su versión, son componentes de esa campaña de descrédito las alusiones a “la lentitud de respuesta gubernamental para cambiar lo que debe de ser cambiado, que la justicia social ha retrocedido a la supervivencia, que el gobierno que está a la defensiva no es un gobierno entonces revolucionario, la matriz de que hay una guerra civil”, todos ellos,
Durante su intervención, el mandatario aludió a una intensificación y reconfiguración del “escenario mediático contrarrevolucionario desde el exterior”, pretextando que abiertamente han asumido que están entrenando “fuerzas terroristas” para agredir a Cuba, algo permitido, en palabras de Díaz-Canel, por el gobierno de Estados Unidos.
Díaz-Canel ha argüido hasta el cansancio que hay un ataque del “imperio” ante el cual debe anteponerse la “lógica socialista”, que según afirma, se basa en reconocer los principios de independencia y soberanía, alcanzar la mayor justicia social posible, ponderar el papel fundamental de la empresa estatal socialista y proponer su “concepto” de la “resistencia creativa”.
Entre esos cubanos que se han manifestado contra el gobierno y que ahora llama “vagos” y “desvinculados” hay menores de edad y estudiantes arrestados que permanecen recluidos en celdas por querer expresarse libremente y cuyas madres claman por su libertad.
Para anular la legitimidad de las protestas, Díaz-Canel ha acusado a los manifestantes en repetidas ocasiones de ser vulgares, indecentes e incomprensivos con el Estado.
El gobierno amenazó con largas condenas basadas en el nuevo Código Penal a los manifestantes pacíficos por perturbar el orden público y la tranquilidad ciudadana tras el paso del huracán Ian.
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