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El presidente ruso, Vladimir Putin, se sumó a la lista de mandatarios que felicitaron a Luiz Inácio Lula da Silva (Lula) por ganar las elecciones presidenciales de Brasil.
"Acepte mis más sinceras felicitaciones por ganar las elecciones presidenciales. Los resultados de la votación confirman su alta autoridad política. Espero que nuestros esfuerzos conjuntos aseguren un mayor desarrollo de la cooperación constructiva entre Rusia y Brasil en todas las áreas", dijo Putin en su mensaje.
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Además, el gobernante ruso le deseó al brasileño éxito en su importante labor como jefe de Estado, así como buena salud y prosperidad, según dijo este lunes el servicio de prensa del Kremlin, citado por la agencia TASS.
Este domingo, el líder del Partido de los Trabajadores se convirtió en el nuevo presidente electo de Brasil por tercera vez en la historia, tras ganar el 50,90% de los votos en la segunda ronda electoral este domingo.
Con más de dos millones de boletas (60.345.825), Lula superó a su oponente de la derecha en las urnas, Jair Bolsonaro (58.206.322), con el 99,99% de los votos escrutados, lo que dejó al líder del Partido Liberal con el apoyo del 49.10% de los votantes.
"Envío mis felicitaciones a Luiz Inácio Lula da Silva por su elección para ser el próximo presidente de Brasil luego de elecciones libres, justas y creíbles", dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden en Twitter, añadiendo que espera “continuar la cooperación entre los dos países en los próximos meses y años”.
El presidente francés Emmanuel Macron también felicitó a Lula, comentando que su elección abre una nueva página en la historia de Brasil. "Juntos, uniremos fuerzas para enfrentar los muchos desafíos comunes y renovar el vínculo de amistad entre nuestros dos países", dijo el francés.
"El pueblo de Brasil ha hablado. Tengo muchas ganas de trabajar con Lula para fortalecer la asociación entre nuestros países, generar resultados para los canadienses y los brasileños y promover prioridades compartidas, como la protección del medio ambiente", dijo por su parte el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
El gobernante y líder del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, también felicitó a Lula. "Enhorabuena por tu victoria en estas elecciones en las que Brasil ha decidido apostar por el progreso y la esperanza. Trabajemos juntos por la justicia social, la igualdad y contra el cambio climático. Tus éxitos serán los del pueblo brasileño", dijo.
Brasil y Rusia forman parte de la asociación económica-comercial conocida como BRICS, que integra además a India, China y Sudáfrica y agrupa a las cinco economías nacionales emergentes que en la década de los 2000 eran las más prometedoras del mundo.
La alianza se forjó durante el primer mandato de Lula da Silva, siendo su ministro de exteriores Celso Amorim, y se configuró como uno de los bloques de mayor potencial económico y político en tiempos de auge de la globalización. El paso del tiempo y los avatares de las distintas naciones mermaron su capacidad de influencia.
A pesar de su entusiasmo por Lula, el presidente ruso confirió un trato muy cercano y amigable a Bolsonaro durante su visita a Moscú en febrero pasado. A diferencia de lo que pasó con Macron y Olaf Scholz, el ruso se sentó codo con codo y sin mascarilla con el brasileño, con el que compartía igual espíritu autocrático y desprecio por las alertas científicas sobre la pandemia.
"Estoy muy feliz y honrado por esta invitación y somos solidarios con Rusia y estamos muy dispuestos a colaborar en varias áreas: defensa, petróleo y gas, y agricultura", dijo Bolsonaro al inicio de la reunión con Putin el Kremlin. Antes de partir y en relación con la invasión a Ucrania, aseguró que “no tomaremos partido, seguiremos siendo neutrales y ayudaremos en lo que sea posible”.
"Espero que (la visita) sea productiva", dijo por su parte Putin, que ahora ve cómo las reglas del juego democrático que desprecia se llevan por delante a Bolsonaro y traen de vuelta a su antiguo socio, con el que tendrá que negociar nuevos temas y esferas de influencia en un contexto internacional marcado por su invasión a Ucrania, su declive económico, urgencias medioambientalistas y una inflación que golpea a la mayoría de países de la comunidad internacional.
Además, tendrán que recalibrar las relaciones con el régimen totalitario cubano, cuya crisis sistémica y creciente contestación de la sociedad civil lo debilitan cada día más y, al igual que Irán, es percibido de manera más nítida por las democracias occidentales como un paria internacional y un Estado que bordea el abismo de la condición de "fallido".
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