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Jurista cubano: Hundimiento en Bahía Honda responde a la esencia violenta del régimen

“Los sucesos como el de Bahía Honda responden a la esencia violenta del régimen cubano. Un régimen que no escatima en emplear la fuerza y la impunidad como formas de control social. Te mato y no pasa nada. Ese es el mensaje”, afirmó Eloy Viera Cañive.

La niña de dos años fallecida tras la embestida de una lancha guardafronteras © Redes Sociales - Granma
La niña de dos años fallecida tras la embestida de una lancha guardafronteras Foto © Redes Sociales - Granma

Este artículo es de hace 1 año

El abogado cubano Eloy Viera Cañive reflexionó sobre el hundimiento en Bahía Honda de una lancha por maniobras de guardafronteras cubanos, que resultaron en la muerte de siete personas -una de ellas una niña de dos años- y consideró que sucesos como este responden a la naturaleza violenta del régimen.

“Los sucesos como el de Bahía Honda responden a la esencia violenta del régimen cubano. Un régimen que no escatima en emplear la fuerza y la impunidad como formas de control social. Te mato y no pasa nada. Ese es el mensaje”, indicó el jurista en un hilo de Twitter en el que analizó sucesos parecidos y la despiadada “lógica” de control que subyacen en ellos.

Según Viera Cañive, el empleo de la violencia es una constante en la acción de gobierno de la dictadura, pero se exacerba en momentos “en que el régimen ha necesitado controlar crisis migratorias que él mismo ha favorecido como formas de descompresión social”.

Así, por ejemplo, la masacre de Río Canímar se produjo unos meses después del suceso de la embajada de Perú, señaló. Ocurrida el 6 de julio de 1980 cuando jóvenes reclutas secuestraron una embarcación de recreo en la que viajaban entre 60 y 100 personas aproximadamente y que fue interceptada por guardacostas cubanos que dispararon, embistieron y terminaron hundiendo la embarcación, dejando solo 10 sobrevivientes.

El suceso “dio lugar a uno de los mayores éxodos de cubanos promovido por el propio Fidel Castro a través del puerto del Mariel”, indicó el jurista cubano que atribuye la tragedia a la voluntad de Castro de controlar el flujo migratorio a su conveniencia. “Pueden irse, pero no así”, vino a ser la lógica que llevó al dictador a dar la orden del hundimiento de la embarcación.

Años después, durante la conocida como Crisis de los Balseros de 1994, se produjo el hundimiento del Remolcador 13 de Marzo, que causó la muerte de 41 cubanos que intentaban escapar de la isla en medio de la crisis de grandes proporciones llamada “período especial”.

En esa ocasión, viendo que el éxodo era indetenible y sin recursos para hacerle frente de forma violenta, Castro decidió que era mejor abrir y que los cubanos se lanzasen al mar, antes que intentar detenerlos, consiguiendo así ejercer presión sobre Estados Unidos y descargar la responsabilidad por las muertes en el Estrecho de Florida.

“El hundimiento en Bahía Honda se produce nuevamente como parte del mayor éxodo de la historia cubana (más de 200 mil cubanos). Un éxodo también favorecido por el régimen a partir de sus alianzas con socios regionales, pero que ya no es conveniente que continúe reproduciéndose”, observó el abogado.

Para el activista, existen varios factores por los que el régimen ha decidido detener el éxodo que ha llevado a más de 230,000 cubanos a Estados Unidos y muchos otros miles a otras latitudes, o devueltos a Cuba.

En primer lugar, “el país se les queda vacío y no es factible gobernar un país sin gente que esclavizar y que produzca la riqueza que la casta política necesita para mantener sus privilegios”.

En segundo lugar están otros intereses: “detener la emigración es un as vital en una negociación que parece en marcha con una administración estadounidense para la que la emigración ilegal se ha convertido en un asunto de política doméstica impostergable e influyente electoralmente”.

Como conclusión a su análisis, Viera Cañive resaltó el papel que juega el miedo y la violencia en la estrategia del régimen cubano para controlar los flujos migratorios.

“Para que Cuba haga su parte en el impulso y control de la emigración ilegal le ha bastado siempre el miedo. El miedo a una vida sin futuro para impulsar a la gente a caminar media Latinoamérica o lanzarse al mar; y el miedo de la represión y la muerte para indicarles cuando detenerse”.

En un mensaje a la administración estadounidense, el jurista afirmó que “un nuevo hundimiento intencionado -o cuando menos negligente- en el que mueren niños, jóvenes y mujeres, no es un accidente. Es la demostración de que no hay respeto por la vida”.

En ese sentido, indicó que “no denunciarlo y pretender que no ha ocurrido porque indirectamente favorece los intereses de una agenda política determinada, es cuando menos cómplice y tan o más detestable que el asesinato mismo”.

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