Luiz Inácio Lula da Silva fue electo presidente de Brasil por tercera ocasión tras derrotar al actual mandatario, Jair Mesias Bolsonaro, con el estrecho margen de 1.8% de los votos válidos, pero lo suficiente para llevarse el gato al agua y dejar al campo por primera vez en la historia a un candidato a la reelección presidencial en ese país.
Los seguidores de ambos bandos vivieron un conteo de votos de infarto con los contrincantes alternándose en la punta hasta el final de fotofinish, cuando el balotaje se detuvo en los 60.3 millones de votos del veterano político, frente a los 58.2 millones de papeletas que el actual gobernante ultraderechista juntó esta vez.
La jornada electoral de este domingo deja, además, algunos momentos que para los cubanos no podrían pasar por alto: guiños a Cuba, o más bien al régimen, que para gran parte de la izquierda son cosas indisolubles, y que por absurdo que parezca confunden la nación cubana y sus tradiciones con el gobierno de partido único.
Como manda el manual político, los candidatos acudieron temprano a ejercer el sufragio. Bolsonaro vistió una ceñida camiseta de color amarillo con la palabra “Brasil” dejando ver el chaleco antibalas. Lula, por su parte, se presentó a votar y posó para la foto —y aquí el primer guiño— con guayabera blanca de mangas largas.
Es cierto que no es la primera vez que Lula usa guayabera. El exmandatario y ahora presidente electo las ha vestido en múltiples ocasiones y de todos los colores, inclusive roja, siendo, a todas luces, un admirador de la prenda.
Pero escoger guayabera para el día “más importante de su vida”, según sus palabras, no debe ser fruto del acaso; una guayabera idéntica a la que hemos visto usar a Raúl Castro, Machado Ventura, Bruno Rodríguez y otras especies del paleolítico cubano. La misma pieza que ya en 2010 el diario The Guardian definió como “el nuevo look de Cuba” (en alusión a su gobierno) y “prenda de vestir oficial”.
La misma guayabera, si seguimos desempolvando, usada por Lula en una foto junto a Raúl Castro y Díaz-Canel durante su primera visita a Cuba tras salir de prisión y que fue republicada por el gobernante cubano en su tweet de felicitación al “hermano Presidente Lula”.
Ya se sabe que la ropa de los candidatos es puro simbolismo, no importa si es un broche, un color de corbata o todo el atuendo. Lo llevan como un manto, como declaración de principios y en última opción como mensaje directo al votante indeciso el día de las elecciones. Lo hizo así Bolsonaro en honor a su eslogan “Brasil por encima de todo” y lo debe haber hecho Lula por alguna razón.
Quizá todo no pasa de un fetichismo, de una romántica asociación de izquierda con la revolución desaparecida en el tiempo. O quizá sea mera superstición de Lula, quien este domingo pasó a la historia como el primer hombre en gobernar tres veces el gigante sudamericano.
Otra referencia cubana se dio en forma de notas musicales. Sucedió en la fiesta de la victoria en la avenida Paulista de São Paulo, donde Lula y su vice, Gerardo Alckmin, eran esperados por decenas de miles de apoyadores. Y cuál no fue la sorpresa cuando se escuchó la voz inconfundible de Celia Cruz poniéndole banda sonora a la entrada triunfal de los electos.
Sí, para desvelo de sus represores en La Habana, de pronto Celia llenaba todos los espacios. Su “hay que gozar, que la vida es un carnaval” se coló de lleno en la victoria de Lula. Gran paradoja provocada por despistados, que puso a retumbar en su multitudinaria fiesta a la reina de la música cubana renegada por la Plaza de la Revolución.
Resta por ver si esas referencias patrias, vistas en la jornada que marcó la vuelta del Partido de los Trabajadores al poder, se quedan en lo anecdótico o son preludio de una mano que la vuelta de Lula extenderá al agonizante régimen de La Habana.
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