Inflación en Cuba: Más de cien pesos por ocho panes pequeños en Matanzas

En octubre la inflación en Cuba alcanzó el 208% en medio de una profunda crisis de alimentos. El pan es uno de los productos que más ha subido de precio y también uno de los que peor calidad tiene.

Panadería cubana (imagen de referencia) © CiberCuba
Panadería cubana (imagen de referencia) Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 2 años

En Cuba el pan es uno de los productos que más ha subido de precio con la actual inflación, y particularmente en Matanzas ocho panecillo llegan a costar en el mercado informal más de 100 pesos.

Un reportaje del medio de prensa oficialista Girón, detalló que en las calles de la Atenas de Cuba, los vendedores tienen ofertas de panes pequeños, tipo de bocadito de cumpleaños, a la venta por más de 100 pesos cubanos.


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No solo han incrementado el precio, sino que redujeron la cantidad de pan a la venta y aún así muchas personas compran el producto porque en las panaderías estatales simplemente no hay pan o es de pésima calidad y también caro.

El medio oficialista denuncia que los panes a la venta en el mercado informal están por doquier y que lo más alarmante del asunto es "su similitud con el que se distribuye en la canasta básica".

El gobierno cubano dijo la semana pasada que emprendería una nueva cacería contra las ilegalidades. En La Habana atacaron con inspecciones algunos "puntos vulnerables", entre los que destacaron las panaderías.

En un día inspeccionaron seis panaderías y en todas detectaron irregularidades, la más común era el bajo gramaje de los panes normados. De 80 gramos que debían pesar, todos los establecimientos los vendían con un peso que ronda entre los 40 y 45 gr.

En cuatro de las panaderías tuvieron que multar e incluso despedir personal, por el grado de irregularidades en las cuentas, en los inventarios de productos y la cantidad de delitos detectadas.

La carencia de panes y dulces golpea a las familias cubanas. Padres y madres denuncian que no tienen con qué preparar una merienda a sus hijos y los que consiguen hacerlo, no saben por cuánto tiempo el dinero de sus salarios les alcanzará.

Esta semana un padre cubano publicó en las redes sociales una reflexión tras gastar más de mil pesos en una merienda con su hija.

"Vivimos en una pesadilla. A veces pienso que nunca acabará", dijo el hombre y confesó que tras invitar a su hija a comerse una hamburguesa y un refresco salió de la cafetería con una sensación de tristeza y de preocupación porque no sabe "¿Qué pasará mañana?".

Esa es la pregunta que se hacen miles de madres y padres cubanos a los que el dinero ganado con su trabajo no les alcanza para comprar ni el pan.

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