Campesino cubano denuncia que no hay ni calabaza, que se da en todas partes

Antes la calabaza no se sembraba porque estaba en cualquier lugar; ahora un pedacito descolorido y pequeño cuesta 30 pesos.

Calabazas de un campesino cubano © Leonel Capote / Twitter
Calabazas de un campesino cubano Foto © Leonel Capote / Twitter

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Este artículo es de hace 2 años

Un campesino cubano denunció que en el país no hay ni calabaza, “que se da en todas partes”, y cuando se encuentra su precio es muy alto.

En una carta enviada al periodista oficialista Enrique Tirce, de Matanzas, el hombre, de 77 años -cuyo nombre no trascendió en el texto- se quejó de que las producciones en Cuba están “de patas pa´arriba”.


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Captura de Facebook / Enrique Tirce

En la misiva, expuso Tirce este sábado, el anciano narró su odisea para comprar un pedazo de calabaza que terminó adquiriendo por 30 pesos para poder cocinar frijoles colorados. En su búsqueda, el campesino no encontró la vianda en las “placitas” ni con los particulares y solo la vio -descolorida y pequeña- en el puesto de un carretillero.

“No puedo entender que en este país, donde la calabaza se da en cualquier parte, no exista en los establecimientos estatales”, señaló el hombre en su misiva, donde criticó la desorganización en las producciones agrícolas, que de no regularse, será imposible comer lo que ofrece el campo.

Según trascendió en el texto, en otras épocas no se sembraba calabaza porque las personas podían tomarlas de cualquier lugar: cunetas, solares yermos, hasta en basureros. “Las que se producían eran fundamentalmente para los pueblos grandes, donde se dificulta más encontrarla silvestre”, aclaró el hombre.

A la falta de regulación, explicó el trabajador de la tierra, se le suma la demora para sembrar producciones de ciclo corto -productos que están listos para el consumo en unos tres meses.

En su denuncia, el campesino no comprende la razón por la cual los directivos de cooperativas y granjas esperan por orientaciones nacionales para sembrar ciclos cortos tras el paso de un ciclón, en vez de optar por esta estrategia durante todo el año.

En abril de este año, un agricultor denunció la falta de compradores para su cosecha de calabazas.

En un mensaje enviado al gobernante Miguel Díaz-Canel, preguntó qué puede hacer con su cosecha para que no se pierda cuando los dirigentes han repetido hasta el cansancio que los campesinos deben “Sembrar más... Producir más…”.

Más adelante, vaticinó que los productos iban a escasear más pues, en ese momento, se habían acabado los cultivos de campaña de frío y, por la escasez de combustible, no se habían podido preparar las tierras para sembrar productos de verano.

Entre los inconvenientes para obtener nuevas cosechas, la falta de compradores, la disminución progresiva de los trabajadores dispuestos laborar en el campo y los retrasos en los salarios de los campesinos, la agricultura en Cuba tenderá a seguir en crisis y los exiguos productos, a aumentar su precio.

Mientras tanto, proyectos como el de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevén la rehabilitación productiva en Cuba de 35 mil hectáreas de tierras invadidas por marabú y suelos degradados.

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