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El aviador Rubén Martínez Machado, quien escapó de Cuba en un AN-2 de fabricación rusa con destino a Florida en octubre pasado, reveló detalles de su viaje y afirmó que "solo quería ser libre".
En declaraciones al canal Telemundo 51, el piloto cubano dijo que planificó su viaje en apenas 15 días, apremiado por la devaluación de la moneda en Cuba, donde sus ahorros para emigrar se redujeron a la mitad en cuestión de días.
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"Yo tenía deseos de irme de Cuba desde hace mucho tiempo y estaba ahorrando dinero para hacerlo", pero con el cambio de moneda "mis ahorros de 3,000 dólares se bajaron a 1,500", explicó.
Dijo que entonces se decidió a usar la avioneta de fumigación agrícola en la que trabajaba para la Empresa Nacional de Servicios Aéreos en la región central de Cuba, y desviarla hacia Estados Unidos, aunque se trataba de una decisión que pondría en riesgo su vida.
"El lío era convencerme a mí mismo de hacerlo, porque al final comoquiera que sea era jugarme la vida en eso", confesó Martínez, quien permanece recluido en la cárcel de Broward sin derecho a fianza y con amenaza de deportación.
Sobre su viaje, dijo que bastaron tres horas para la travesía: "Primero fui directo a lo que es aguas internacionales, después directo para acá y después fui por la costa oeste para evitar la población".
Afirmó que al llegar pidió permiso a las autoridades estadounidenses para aterrizar y recibió una respuesta afirmativa desde el Aeropuerto de Entrenamiento Dade-Collier, donde aterrizó la aeronave a las 11:30 de la mañana del 21 de octubre pasado.
De inmediato fue interrogado, puesto bajo custodia y lleva 19 días recluido en un centro de Detención de Inmigración en Pompano Beach, Broward, sin derecho a fianza.
Su abogado, Eduardo Soto, dijo que la fianza le fue negada porque la corte consideró que no era confiable para ser puesto en libertad y lograr que se presentara luego en una audiencia, dado que su caso se expone a una posible deportación.
Soto aseguró que ha presentado una solicitud de protección para Martínez Machado "bajo la convención contra la tortura", luego de que el régimen de La Habana lo acusara de robo y piratería.
La siguiente apelación será en una corte federal, argumentó el letrado, quien asegura que su defendido podría enfrentar una larga condena de prisión o la pena de muerte si es repatriado a Cuba.
La Convención contra la Tortura (CAT) fue usada con éxito el pasado año en el caso de Adermis Wilson González, el cubano que cumplió una condena de 20 años tras protagonizar un espectacular secuestro aéreo desde Isla de la Juventud en 2003.
Wilson, de 52 años y postrado en una silla de ruedas, cumplió dos décadas de cárcel pero en lugar de ser liberado fue trasladado a un centro de detención de Stewart, Georgia, donde permaneció bajo custodia del Departamento de Inmigración y Control de Fronteras (ICE) por casi cinco meses, con la amenaza de ser deportado.
La única opción legal de Wilson para no ser devuelto a Cuba era recibir protección bajo la Convención contra la Tortura, que beneficia a personas en riesgo de ser devueltas al país que las reclama. La opción de asilo político está descartada para los convictos por el delito de piratería aérea, pero no podría no ocurrir así con el caso de Martínez Machado.
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